Norberto Ruarte llegó a ser el presidente del Concejo Deliberante de Chimbas, una especie de mano derecha del intendente Fabián Gramajo en el legislativo municipal. Pero el año pasado hubo un quiebre entre ambos, que se acentuó con el paso del tiempo, al punto de que la semana pasada presentó un informe en el Tribunal de Cuentas debido a que el Ejecutivo no ha presentado los balances desde julio a diciembre. El edil señaló que la rendición debe hacerse mensualmente y destacó que “no sé qué se está escondiendo”. Por su parte, el jefe comunal admitió la demora, aunque no explicó los motivos, y manifestó que los presentará en abril o antes si hay una sesión extraordinaria, debido a que “tenemos todas las cuentas en orden”.
Ruarte aseguró que su movida no tiene ninguna intencionalidad política sino que apunta a que se cumpla lo que establece la Carta Orgánica del departamento, que determina que la presentación de los balances sea de manera mensual para su control. Y si bien Gramajo no quiso polemizar y resaltó que no tiene nada que cuestionarle al edil dado que escuchará a todos para mejorar la gestión, desde la comuna atribuyen la jugada a una cuestión de posicionamiento político.
Los Concejos Deliberantes suelen ser las cajas de resonancias de las internas partidarias. En Chimbas, no sólo Ruarte se distanció de Gramajo al punto de formar bloque propio sino que también había hecho lo mismo César Luján. En el tablero departamental, los dirigentes peronistas vienen de diferentes agrupaciones y lineamientos, lo que alimenta las diferencias. Pese a los chispazos, el jefe comunal ha logrado sacar los proyectos inclusive con apoyos de miembros de la oposición. No es el primer encontronazo que se ha dado entre un miembro del deliberativo y un intendente, cuyos protagonistas encima habían integrado el mismo equipo. El más virulento fue el que se dio en Angaco, en el que un exsocio del jefe departamental puso la mira en la supuesta compra irregular de combustible para las movilidades oficiales y con ayuda de la oposición se quedó con la titularidad del Concejo (ver recuadro).
En el caso chimbero, Ruarte dijo que la semana pasada realizó la presentación en el Tribunal de Cuentas, debido a que el Ejecutivo no ha respondido los pedidos de informe que ha efectuado en el Concejo. En esencia, apunta a conocer los motivos de la demora. Los balances contienen información clave de la comuna, ya que en ellos se registran todos los movimientos de las cuentas, los ingresos y egresos y cómo se gastan los dineros públicos.
“Es una situación absolutamente irregular y poco ajustada a lo que determina la Carta Orgánica”, destacó el edil, quien agregó que por ese motivo acudió al Tribunal de Cuentas.
Por su parte, Gramajo señaló que “desde las cuentas tenemos todo al día”. Y si bien admitió la demora, no manifestó las razones, aunque aseguró que “todo lo que haya que mejorar, lo haré en bien de la gestión para los chimberos”. Así, señaló que pondrá a disposición los balances y que este año cumplirá con la presentación de manera mensual.
Crisis política, con impacto en la Justicia
En Angaco, el concejal José Risueño, exsocio del intendente José Castro, consiguió el apoyo de dos radicales y se quedó con la presidencia del Concejo Deliberante. El jefe comunal lo trató de corrupto y dijo que lo había denunciado en la Justicia. Fuentes calificadas dijeron que la fiscal Correccional Silvina Gerarduzzi pidió que se abra la investigación contra el edil por usurpación de cargo, dado que habría ejercido funciones en la Tesorería, desde donde tomó decisiones. A su vez, Risueño viene investigando la supuesta compra irregular de gasoil para las movilidades oficiales.