Después de varios días de reuniones, los más de 300 miembros del XIX Comité Central del Partido Comunista Chino anunciaron lo que califican de "resolución histórica" al respaldo que consolida el poder absoluto de su secretario general y presidente del país, Xi Jinping, que desde hace una década está al frente de la potencia asiática y a quien consideran artífice de una nueva era de férrea dominación socialista.

Este inmenso respaldo para abordar los desafíos que enfrenta la nación solo se compara con el apoyo recibido en su momento por Mao Tse Tung, el fundador de la República Popular en 1949, que a juicio del Partido tomó un camino revolucionario correcto para poner fin a una China semicolonial, a una sociedad feudal, y los privilegios de los poderes imperialistas. Un modelo que inspiró a las naciones oprimidas en todo el mundo, dice el comité central.

El régimen ha evitado en esta ocasión criticar errores o plantear giros políticos por los resultados de pasar de una economía planificada a una de "mercado socialista" con un avance tan significativo como para ser la segunda economía del mundo, atribuyendo al presidente Xi la construcción de un país socialista moderno en todos sus aspectos.

Pero no todas son flores en este espaldarazo al gobernante porque le señalan la ralentización del crecimiento, el rebrote de covid-19 que obligó a cerrar las fronteras, las desigualdades sociales, la crisis demográfica, los continuos roces con Occidente, en particular con EEUU, el agravamiento del problema con Taiwán y la situación de Hong Kong.

La multitudinaria asamblea partidaria confía en las nuevas ideas y estrategias de Xi Jinping que allanan el camino para que todo lo resuelto sea ratificado por el Congreso convocado para el año próximo, quien avalará la continuidad en el poder más allá de 2023, siempre que el exigente Comité Central no encuentre imprecisiones o retrocesos.

Los chinos custodios de la revolución maoísta siguen moldeados ideológicamente y lo señalan en lenguaje político al plantear ideas como "lucha", antagonismo y concepciones del socialismo en oposición al capitalismo. Son las contradicciones en términos basados en las teorías marxistas. Por eso la competencia con EEUU la califican de "lucha" y siguen influyendo con su penetración socialista en países sobre todo latinoamericanos. El avance de las izquierdas y la aparición de los trapos rojos en organizaciones sociales y en otras simbologías y emprendimientos, aun en nuestro país, todavía no se advierten en profundidad, pero China seguirá adelante con su ideario y dominación y le costará entender al mundo occidental. La propuesta de los EEUU de trasladar las empresas que ensamblan productos nortamericanos a Latinoamérica puede llegar ser un golpe mortal para China como ideología totalitaria, más cuando se negocia en economía y política internacional.