Señor director:
Entre el 10 de abril y el 31 de mayo se desarrollaron en Diputados, los plenarios de las comisiones de Legislación General, Legislación Penal, Salud y Familia. Esas reuniones tuvieron por objeto escuchar distintas posiciones en torno a la legalización del aborto. En la jornada de cierre expuso el Ministro de Salud de la Nación, Dr. Adolfo Rubinstein. Con un discurso sesgado, Rubinstein intentó mostrarse "asépticamente” del lado de la ciencia. Dijo: "En estos dos meses ha habido una enorme cantidad de dilemas” y destacó entre ellos: "Los juicios éticos que tienen que ver con las creencias o los hechos fácticos que tienen que ver con la ciencia”. Olvidó que toda ciencia se apoya en supuestos, lo que hay que hacer es explicitarlos y discutirlos. Rubinstein no anticipó los "juicios éticos” desde los que él analizó los "hechos fácticos”, pero su ideología resultó más que evidente. No mencionó al aborto como algo bueno o malo y se centró en el modo "más seguro” de practicarlo. Habló de un estimado de abortos que estaría alrededor de los 400.000 anuales, lo que indicaría que, sólo durante su gestión, habrían sido asesinados un millón de niños. No obstante, no propuso nada para paliar ese flagelo.
Hizo hincapié en que hay un subregistro del 17,3%, en las muertes de gestantes (podrían ser 36 en lugar de 31). Simultáneamente relativizó el hecho de que el número de 400.000 abortos sea sólo un "estimado”, con una variación posible de más /menos 50.000 niños asesinados.
