Suele decirse que “a hijos chicos, problemas chicos; hijos grandes, problemas grandes”. Y lo que para un padre es “un mundo”, para otro que ya pasó esa etapa es un problema superado.
Las vacaciones son una de las situaciones que, por excelencia, ponen a prueba la dinámica familiar, la paciencia de mamá y papá y la capacidad de los niños para adaptarse a escenarios que no son los habituales. Parece mucho, pero si se siguen algunas recomendaciones básicas, es posible llegar a destino (¡y volver!) sin padecer el viaje.
Para que el camino de ida y vuelta a destino no se convierta en un fastidio para todos, conviene saber que “los niños pueden desesperarse y estar de mal humor cuando viajan, lo que provoca que los padres se contagien del ánimo y que el viaje se vuelva desagradable”.
Eileen Ogintz escribe una columna semanal sobre viajes familiares llamada “Taking the kids” (“Llévate a los niños”) en The New York Times y tiene una revista del mismo nombre.
Y compartió sus estrategias para lograr que los viajes en auto y avión sean tolerables, e incluso agradables para todos.
Si se viaja por tierra, hacer paradas
Para quienes se dirigen al lugar de destino en auto, Ogintz recomendó hacer paradas cada dos o tres horas para contrarrestar la sensación de encierro que se produce en esos trayectos. Y hacer que las paradas sean divertidas es la clave: hacer un picnic, aunque sea en los bancos de un área de descanso, o pasar un rato en una plaza puede ser buena idea. Otra opción es visitar algún punto de interés que quede de paso, por ejemplo, un faro.
Aprovechar el tiempo para estrechar lazos
Considerar el viaje como una oportunidad para pasar tiempo y conectarse con los hijos es una chance que ningún padre debería desaprovechar. En los viajes por tierra, una alternativa es escuchar audiolibros que toda la familia disfrute, tomar turnos para elegir la música o probar con juegos típicos como “veo, veo”. Durante los viajes en avión, se puede jugar cartas, utilizar el sistema de entretenimiento de la aeronave o llevar una tablet para jugar videojuegos.
Aprender y escribir
Una opción interesante es hacer que los niños se interesen por el lugar que visitarán, vean una película o lean un libro sobre el destino. Durante el viaje, puede ser buena idea comprar postales de lo que vean, y durante el viaje de regreso a casa que los niños escriban detrás de cada postal qué es lo que más recuerdan de ese lugar.
Provisiones de comida
Nunca es recomendable subestimar el poder de la comida como entretenimiento. Ogintz sugiere llevar comida especial que los niños no coman con regularidad, como paquetes pequeños de sus dulces favoritos. Los sorprenderá en un momento de aburrimiento en el que no se pueda parar, en caso de viajar en auto, o cuando el entretenimiento del avión no sea suficiente.
Permitir las pantallas, con moderación
Pasar demasiado tiempo frente a la tablet tampoco es la solución. “Es verdad que mantener a los niños frente a una pantalla puede parecer como una solución sencilla para mantenerlos ocupados, se pueden cansar”, advirtió Ogintz, y aconsejó establecer límites para utilizar los aparatos electrónicos. Una idea puede ser permitirles ver un episodio de un programa de televisión y después tomar un receso de una hora antes de ver otro.