Llega esta altura del año y el calendario estudiantil marca un hito, quizás el más esperado durante los años previos, para buena parte de los alumnos de 6º año: Bariloche o como se llame el destino elegido- está a pasos de convertirse en el paraíso absoluto de la diversión, tanto de noche como de día, como excusa del fin de la etapa de la escuela secundaria. Esa es la visión de los chicos.

Pero del otro lado, hay otra mirada que si bien comparte la felicidad que el viaje genera, también observa de reojo y se debate entre la inquietud, los miedos, los fantasmas. Es que la realidad misma aporta datos para que así sea: los chicos además de las excursiones y salidas, se exponen a excesos, episodios de descontrol, destrozos e inclusive accidentes en los boliches y hoteles (de hecho la semana que pasó un adolescente cayó del quinto piso del hotel), violencia, borracheras, drogas, ataques sexuales (como le ocurrió el año pasado a una estudiante sanjuanina que denunció que fue violada por el coordinador), entre otros.

Ante todo este cuadro de situación surgen preguntas. La licenciada Patricia Parra, psicóloga, docente y parte del gabinete profesional del Colegio Central Universitario Mariano Moreno (roles que cumplió en escuelas privadas y en gabinetes del interior de la provincia) pone en palabras algunas de las recomendaciones para que todos, grandes y chicos, puedan disfrutar de este momento, tal como ha sido concebido. Sus claves para que todos disfruten del viaje son las siguientes:

.Poner en contexto. "El viaje de estudios simboliza el cierre de una etapa que está vinculada con el colegio secundario, con la felicidad, con la diversión, con la transgresión, con la irresponsabilidad. Porque saben que lo que sigue al viaje es la universidad o la búsqueda de trabajo con todo lo que eso implica. Desde ya que no es el mismo viaje que hicieron sus papás o inclusive generaciones con las que hay menos diferencias. Pero es una propuesta, que tarde o temprano llega, a la vida de todos, entonces uno tiene que entender que es mejor incorporar tips, herramientas, recursos para que ayudar a que la experiencia sea como se soñó”.
 

.Plantear el viaje en la agenda familiar. "Como adultos no hay que esperar que llegue el día del viaje para sentarse a charlar. Es todo un proceso. Es bueno dar lugar al diálogo, a la opinión, al debate, dejar lugar al disenso y al consenso. Escuchar al otro y bancarse la opinión del otro, cosa que no es sencilla. Hay que poner el viaje en la agenda familiar y trabajarlo con naturalidad y con tiempo. Los chicos suelen escuchar a los padres en último término, por lo general porque están atravesando, una etapa de adolescencia en la que es muy necesario para ellos individualizarse y terminar de definirse identitariamente y personalmente y para eso hace falta diferenciarse notoriamente del adulto que tiene al lado. Eso no nos excluye a los padres de la obligación y del gozo que debería darnos de mantener estas conversaciones. A los chicos, siempre algo de lo que uno dice, les queda. Es más, en las escuelas, aunque no somos partícipes directos del viaje, también le damos un lugar al planteo porque nos sentimos comprometidos con el alumno y porque creemos que nuestra postura suma”.

 

.Confiar. "Los padres tiene que apoyarse en los valores que han sembrado desde pequeños y confiar en los criterios de los chicos, en su autoestima y en que tienen herramientas para andar por la vida. Bariloche puede ser una prueba de fuego en un montón de sentidos, pero es también el paso inicial para empezar a desprenderse y para hacer valor todo lo aprendido en familia. Es fundamental promover y demostrar toda la confianza que uno tiene en ellos y que espera que ellos tengan en uno, toda la autonomía que uno ha tratado de forjarles, toda la independencia y todo el libre albedrío. Es bueno tomar conciencia de que la libertad si no va de la mano de la responsabilidad, no es libertad, al contrario, sos víctima, esclavo o al menos dependiente. Por eso vale que ellos puedan elegir y que se manejen con libertad pero también con responsabilidad. Los chicos tienen bien claro quiénes son, hasta dónde puede llegar y qué cosas los pueden y qué cosas no”.
 

.Tener a mano estrategias inteligentes. "El chico tiene que tener en claro que si en algún momento se siente vulnerado o vulnerable, intimidado, tiene que pedir ayuda al adulto o el referente que lo acompañe y por supuesto a sus pares, que son quienes siempre van a estar a su lado. Además hay que repetirles que para lo que necesite llame, a cualquier hora. Hay que reforzar la idea de los vínculos, porque las personas cercanas son los que nos rescatan y los que nos van a tender una mano. Otro tips es que nunca vayan solos. Que tengan siempre el celular cargado y con crédito. Son mínimas normas de seguridad personal. Me parece que cuando los padres acercan estas herramientas, los chicos también se tranquilizan mucho porque advierten que uno no se resiste ni se opone a la tecnología. Sino que la utiliza a su favor. Inclusive como los chicos están tan expuestos a la virtualidad y es su cotidianeidad, están pendientes de las redes sociales. Los papás a veces lo condenan aunque en el caso del viaje de estudios como en otros aspectos de la vida, es de gran ayuda. De hecho, gracias a esta virtualidad y a las redes, se puede estar en contacto permanentemente. Aunque este contacto no sea exclusivo para la familia, sino que sea para el universo virtual, llega de inmediato una foto, un mensaje. Antes, en cambio, quien iba a Bariloche estaba obligado a hablar por teléfono, si es que podía”.
 

.Ser positivos. "Tener en cuenta que siempre hay casos anecdóticos y bastante morbosos. Pero no es lo que le ocurre a todos, son excepciones. De hecho, el 95 por ciento de los chicos va y lo pasa genial y afianza vínculos de amistad permanentes y duraderos. Generar una comunicación afirmativa, positiva, desear en que lo pasen muy bien y se diviertan es sano y altamente recomendable”.