Señor director:

Vuelve un clima de paz a nuestra sociedad. Pareciera que al fin, la concordia prima sobre el enfado y el desconcierto. Es que los últimos sucesos nos han demostrado que actuar en forma impulsiva y exaltada, sin reflexión ni mesura, no conducen a nada bueno.

Los culpables no fueron los gendarmes, a quienes se tildó de asesinos, ni el edificio histórico del cabildo mereció el ensañamiento de leyendas insultantes, amenazas y destrucción. La justicia determinará como se produjo la muerte de Maldonado, que es quizás un hecho de los tantos infortunados que causan la muerte de un ciudadano.

¿Y ahora pedirán disculpas? ¿Lamentaran las palabras hirientes que enlodaron el nombre de tantas personas?¿Se arrepentirán de lo mal que actuaron, del encono, del rencor con que calificaron a nuestros semejantes?