EXQUISITA fruta. El damasco ha pasado a ser una exclusividad, por su poca oferta.

 

Época de recolección de una fruta, emblema de las tempranas sanjuaninas.

Un alimento que fuera tradicional, de las zonas cálidas y pedregosas de sitios como Albardón y Pocito, en la actualidad ha prácticamente desaparecido. Los productores que se dedican hoy a este Prunus aseguran que deben quedar solamente unas 100 hectáreas en San Juan.

Lejos estamos de los tiempos en que llegaba el damasco perfumado de nuestra provincia al Mercado Central de Buenos Aires, como también a las ferias de vegetales de Córdoba, y la gente se volvía loca, comercializándose a valores altísimos. Eso era desde los ’80 a los ’90 aproximadamente, épocas de oro, aseguran los hijos de quienes se dedicaron a este rubro. Apellidos como Sánchez, Campodónico, Lahoz, Carrión, Guzmán, Waismann, Pontoriero, Montilla, Carrascosa… marcaron a fuego este producto. Muy pocos siguen.

Los motivos, como siempre, son un complejo grupo de causales, no uno solo, y han llevado a casi extinguir a una deliciosa fruta que hace varias décadas atrás se incluía hasta en letras de canciones y era un símbolo de la fruticultura en fresco de nuestra tierra.

Esta semana, con Suplemento Verde recorrimos sitios precoces del departamento Albardón, donde a buen ritmo se cosechaban cajas y cajas, y el movimiento humano y de maquinaria agrícola de apoyo era incesante, a pesar de tener temperaturas superiores a los 35 grados.

Un productor de muchos años, con vasta experiencia en el campo y la comercialización de esta fruta, nos dijo "hoy se puede considerar al damasco prácticamente una delikatessen, como el mango, el kiwi, el arándano o la frutilla. Creo, lamentablemente, porque si bien nunca fue un alimento fresco del tipo masivo, de gran consumo nacional, tenía su fecha de muy buenas ventas, el público lo esperaba, y era un punto positivo para San Juan, en lo económico y también en lo social. Había muchas hectáreas en montes hermosos y las cuadrillas, los empaques y los camiones salían continuamente hacia las grandes capitales".

CALIDAD y cantidad de fruta en la finca visitada. 

Prosiguió "varios aspectos se dieron para disminuir su interés, en cuanto a lo de elegirlo para plantar. Entre otras cosas, y pienso que es fundamental, el hecho de la cosecha; la labor misma de recolección. A veces, con una misma variedad, se deben hacer 4 y hasta 6 pasadas, para sacar todo, y eso complica mucho. En las primeras va bien, luego ya se pierde el interés un poco, otra, que van entrando otras fincas a cortar y se arma un embudo: falta gente capacitada. También considero el tema de que a veces, ‘un día te hace perder el año’, puede ser por un fuerte viento Zonda, por ejemplo, y que se caiga toda la cosecha en horas; o también las heladas, o que falten las denominadas ‘horas frío’ y no llegue a florecer y cuajar bien cada árbol".

Asimismo mencionó "las variedades tienen comportamientos erráticos y algunos años dan y otros no; por ello, una solución que hemos encontrado en tener varias cultivares en una sola finca, por supuesto identificadas por cuarteles, y que nos permitan dividir los riesgos de pérdida, y el agricultor se pueda defender económicamente".

En Doña Luisa, cerca de Campo Afuera, Albardón, han logrado contar con 6 variedades, entre ellas a saber Amal, Castelbrite, Cathy, Bandera Española, Modesto y Bulidas. Con altibajos en sus cosechas, tienen montes frutales implantados desde 2002 el primero, hasta 2017 el último. A 6 metros por 6 metros de separación entre líneas y entre plantas, con riego tradicional, por gravedad. Desde el 20 de octubre están cosechando y queda poca fruta a sacar.

ALBARDÓN trabaja fuerte en estas semanas.

Aseguran los productores que el damasco que dio bien el año pasado, no lo hizo este año. Hubo inconvenientes con las horas frío (aproximadamente unas 600, 700 en total necesitan anualmente por variedad), por supuesto con las condiciones hídricas (debido a la sequía), y también muchas ocasiones desfavorables con los vientos, de todo tipo, desde el Zonda caliente como también otros Sur de grandes velocidades, que perjudicaron a los damascos.

En esta propiedad rural, que posee un suelo muy pedregoso característico de la zona, se riega cada 4 a 5 días en estos momentos, y se suma el bombeo con pozo, en momentos críticos de llenado de fruta. Otros agricultores, lamentablemente no pueden tener tanta agua, sólo disponen de turno del río San Juan y sus producciones son menores en kilos, y en calidad.

DESPACHO a las principales ciudades argentinas.

Se están cosechando por hectárea unas 300 cajas plásticas de 22 kilogramos cada una, a campo. Luego, en el paso posterior de empaque final, de cada una de estas, salen 2 cajones de madera, de 10 kilos cada uno, que es como va a mercado. Siempre hay un porcentaje que se descarta, entre el ramaleado y el maduro, un 10 a 15%.

Indicaron que los precios de esta temporada están sobre $2.700 el cajón, cuando en la campaña pasada era de $2.200. Al tiempo que los costos se han disparado rotundamente y eso afecta las ganancias del productor. Esperaban $3.000 por cajón final. En precios de insumos, el cajón de madera sólo, la temporada anterior costaba $68 y ahora $150; el frío $40 y ahora $85; la bolsa $4 y en 2021 ronda los $15, los esquineros $36 y ahora $116 y el flete, de $47 se fue a aproximadamente $85.

Así y todo, cosechaban. Dijeron que en otras zonas de San Juan este año hay poco damasco, y que falta recolectar una finca grande de Carpintería que viene en fecha próxima, con 15% de merma. 

 

EN CIFRAS

  • 2.700  pesos es el valor del cajón de 10 kilogramos de damascos recién cosechados.
  •  variedades tiene la finca visitada, para disminuir riesgos y mantener el negocio.
  • 100  hectáreas indican los productores pueden quedar implantadas en nuestra provincia.
  • 20  de octubre comenzó la recolección manual de este Prunus, delicioso y atractivo.
  • 300  cajas de 22 kilos cada una, están cosechando en Campo Afuera, por cada hectárea.