En el ombligo, la ceja y hasta en los pezones. Esas son algunas de las zonas elegidas por los jóvenes y los no tanto para colocarse un piercing. La boca es otro de los lugares de preferencia para la colocación de este instrumento, ya sea en la lengua, frenillo o a la altura del mentón.
Al ser una perforación con fines estéticos, se atraviesan estructuras nobles para colocar el piercing que, si no se tienen los cuidados correspondientes, se pueden registrar consecuencias en el corto, mediano y largo plazo.
De la mano de la odontóloga Marisa Martínez, coordinadora del Departamento de Educación para la Salud del Círculo Odontológico, repasamos algunas de esas consecuencias.
A corto plazo
Según manifiesta la profesional, debido a la humedad constante y presencia de bacterias, el daño más común es la infección de las heridas causada por la perforación para la colocación del piercing.
También puede provocar hemorragia o sangrado prolongado, ya que las estructuras que atraviesa el piercing pueden romper algún un vaso sanguíneo, lo cual provoca la salida de sangre que a veces se detiene por si sola y en casos extremos requiere la atención médica inmediata.
Otra de las consecuencias a corto plazo es el dolor y la inflamación en la zona donde se hace la perforación. Ante la presencia de un elemento ajeno a la boca, el organismo de manera natural buscará rechazar el mismo. La inflamación de los tejidos puede provocar a su vez dificultad en la movilidad.
A mediano plazo
El juego que se realiza con el piercing dentro de la boca provoca desgaste en la estructura dental. Esto puede llevar a la fractura del diente, considerado como daño irreversible, ya que la reparación del diente se dificulta por el tipo de ruptura.
La ubicación de algunos piercings hace que la encía se retraiga de su lugar y el diente pierde la capacidad de sostén. Las retracciones son progresivas y permanentes.
A largo plazo
El contacto continuo del metal del piercing puede causar acumulación de placa bacteriana y la formación de sarro tanto en dientes inferiores como anteriores, favoreciendo la aparición de gingivitis, y como consecuencia, periodontitis.
También, por el uso prolongado de este tipo de elementos puede modificar la posición de los dientes o alteraciones del gusto.
Si bien los odontólogos no recomiendan la colocación de piercing bucales, si destaca la profesional la importancia de realizar una consulta antes de la colocación del mismo y luego de manera regular, para que se realice un seguimiento de la salud bucal.
Colaboración:
Odontóloga Marisa Martínez. M.P: 477 – Coordinadora del Departamento Educación para la Salud del Circulo Odontológico