El entrenador de Boca Juniors, Jorge Almirón, afirmó que sintió el impacto de la derrota, a la vez que cargó contra el árbitro Andrés Merlos. "Duele la derrota porque es un clásico. Hay que superar este golpe porque el jueves ante Palmeiras nos jugamos todo", dijo.

"Me jugué con un equipo más fresco, ya que si hubiesen jugado los titulares quizás hubiésemos perdido igual. En el segundo tuvimos las posibilidades y no se pudo dar", indicó el DT de Boca.

Almirón, en tanto, se quejó por la designación del juez del partido Andrés Merlos y comentó: "Veníamos con antecedentes en su cancha en el torneo pasado. El árbitro salió en la semana en fotos con la camiseta de River. En las jugadas a veces nos desfavorecen y duele".

"Es muy difícil cuando sale en todos lados que el árbitro es de River. Fue foul previo al primer gol y después el gol anulado de (Edinson) Cavani fue dudoso. Yo me hago cargo igualmente la derrota. Pero como en la cancha de River, el árbitro nos volvió a perjudicar", añadió.

Finalmente, el entrenador "Xeneize" puntualizó: "quedamos con mucha bronca y las manos vacías por el desgaste que se hizo".

Boca volverá a los entrenamientos hoy a las 10 en el predio de Ezeiza y mañana, después de almorzar viajará rumbo a San Pablo. El jueves a las 21.30 Boca enfrentará a Palmeiras por la revancha de la serie de semifinales de la Copa Conmebol Libertadores de América.

 

  • La "Libertadores" equilibró las cargas

 

La hinchada de Boca alentó a su equipo, intercalando cánticos contra su eterno rival con otros referidos a la Copa.

 

El color es el de siempre, los gritos y las banderas también, pero este Superclásico tenía para el hincha de Boca Juniors un sabor distinto: el corazón estaba en el templo ubicado a las orillas de la Ribera, pero la cabeza a miles de kilómetros en San Pablo, donde el jueves venidero se jugará ante Palmeiras su paso a la final de la de la Copa Conmebol Libertadores.

"Hay que ganar en San Pablo", el pasacalle colgado a lo largo de la calle Hernandarias, a dos cuadras del estadio.

"El Superclásico es el Superclásico, pero si ganamos esta tarde y quedamos afuera en la Copa y ya no sirve la alegría de hoy", lo decía José Ferraro socio vitalicio 9.875.

A las 13 salía el equipo local a hacer el calentamiento previo, encabezado por el arquero Sergio Romero y el grito de "Chiquito Chiquito" retumbó en la multitud que alentaba al "héroe" de los penales ante Nacional de Montevideo y Racing que le permitieron a Boca llegar a las semifinales de la Libertadores. El canto era "Quiero la Libertadores y una gallina…." y el "Esta tarde cueste lo que cueste", eran un grito que cruzaba el estadio.