La adopción de niños es un tema que siempre genera mucha polémica. La supuesta burocracia de los trámites y las demoras judiciales son criticadas a diario. A eso hay que sumarle que la mayoría de la gente que está inscripta en el Registro Único de Adoptantes sólo quiere niños que tengan como máximo 2 años. En medio de esto quedan los chicos que año a año crecen y que siguen en las Residencias del Estado, sin una familia. Actualmente, según el director de la Niñez, Marcelo Bartolomé, cerca del 65% de los chicos en estado de adoptabilidad tiene al menos 10 años, y por consiguiente esos niños ya están casi destinados a seguir viviendo en esos hogares. Bartolomé comentó cómo trabajan ellos para que ese grupo de chicos lleven una vida normal, dentro de todas las limitaciones y complicaciones que tienen por ser niños que se criaron institucionalizados.

En los barrios donde están las residencias estatales, a muchos de ellos los conocen como "los chicos de Niñez". Duermen en habitaciones que comparten con otros que pasaron situaciones similares a ellos, y mucho saben que ya no serán adoptados, a pesar de que desde hace años están en las listas. "Incluso, por el paso del tiempo hay muchos que ya no quieren ser adoptados", dijo Bartolomé. El funcionario explicó que actualmente en las residencias (11 en toda la provincia) del Estado cuidan a 86 chicos. De ellos, 51 están en condiciones de adoptabilidad y el resto se trata de casos que aún están siendo tratados para ver si pueden volver a sus casas. De esos 51 que esperan una familia, 33 son mayores de 10 años. Mientras que de esos 33, 9 cumplen los 18 años durante el 2019. "Por ley, una vez que las personas cumplen los 18 años ya no son niños. Y si nos remitiéramos estrictamente a la ley, no sería nuestra responsabilidad seguir teniéndolos, pero en los hechos eso no sucede. No les abrimos la puerta para que se vayan cuando cumplen los 18 años", dijo el funcionario y explicó que desde que los menores cumplen 16 años ellos trabajan para que puedan independizarse cuando sean mayores. "Cuánto tiempo pasa entre que el chico cumple los 18 y se logra independizar es muy relativo", destacó Bartolomé.

Orientarlos a que busquen un trabajo, ayudarlos a que se capaciten en algún oficio y darles una mano hasta que puedan vivir por su cuenta son algunas de las técnicas que usa Niñez con los chicos desde los 16 años. Es que, según Bartolomé, la idea es que ellos puedan desarrollar una vida lo más normal posible y tengan herramientas para hacerlo. "Tenemos un caso de un chico que vivió hasta los 19 años con nosotros y luego entró al Ejército. También tenemos otro, de un chico de 22 años, que se fue porque hacía changas, se casó y ahora tiene un hijo. Sin embargo, él no es independiente al 100% porque aún hay veces que nosotros le ayudamos con leche o pañales para su bebé, porque le cuesta mucho poder salir adelante", explicó el funcionario y dijo que tienen otro hogar en el que hay 5 mujeres mayores de 18 años, pero que tienen problemas de discapacidad y no pueden valerse por sí solas. Estas mujeres estuvieron en lista de adopción, pero tampoco fueron elegidas por nadie. "De las 5, hay una que es un poco más autónoma. Tiene 26 años y tiene una hermana que expresó que en cuanto pueda -está estudiando Medicina- quiere llevársela a vivir con ella. Ella ingresó muy chica, junto a 6 hermanitos, pero a los demás los adoptaron y a ella no, por su problema de discapacidad", contó Bartolomé y dijo que muchos de los chicos grandes que quedan en las residencias tienen algún problema de salud mental producto de la situación familiar de origen sumada al hecho de vivir institucionalizados.

En cuanto a las estrategias que tienen para que los chicos vivan lo más normal posible, explicó que en las residencias viven con adultos que se rotan para cuidarlos, las 24 horas. Los más grandes tienen sus propias tarjetas SUBE para ir y volver solos de la escuela o de las actividades deportivas y hasta tienen la posibilidad de salir a la casa de sus amigos o a cumpleaños de 15, por ejemplo. "Tenemos movilidades afectadas para que los lleven a ese tipo de eventos", dijo el funcionario y resaltó que ellos buscan que hagan todas las actividades fuera de los hogares, para que tengan más libertad. Los chicos hacen deporte, van al cine y varias veces al año salen de campamento.

"Un sacerdote se ofreció a dar catequesis en las residencias y le dijimos que no. Si hay algún niño que quiere tener catequesis debe ir a la parroquia. Es que, más allá del estigma que los chicos tienen, buscamos que tengan una vida lo más normal posible. El año pasado tuvimos uno de los niños de la residencia que fue el abanderado de su escuela. Todos estábamos felices, porque en parte eso fue gracias a que está contenido y acompañado", agregó el funcionario y dijo que mientras más grandes son los niños, mayor es la dificultad de ubicarlos en alguna familia. "Igual, eso no es imposible. Hay un caso de una chica de 13 años que inició un proceso de adopción, que aún no se termina. Una mujer de más 40 años se inscribió el año pasado en el Registro. En su perfil ella no quería niños chicos y ahora estamos trabajando con ella y la niña. Hay familias que quieran chicos grandes, pero son excepciones", concluyó.

Institucionalizados, pero a la espera de volver

De los 86 chicos que viven en las residencias del Estado, 35 son niños que están esperando que se defina su futuro. Ellos llegaron a estos hogares luego de que sus casos fueran judicializados por problemas de negligencia de sus papás, maltrato o abuso. Estos chicos fueron separados de su entorno para protegerlos. Con estos chicos se trabaja a diario, al igual que con sus familias para ver si pueden volver a sus casas. En caso de que estos niños no puedan regresar con su familia (eso suele definirse dentro de un plazo de 180 días desde que intervine Niñez), quedan en estado de adoptabilidad.

Entre esos 35 chicos que viven en las residencias estatales, están los tres hermanitos de Chimbas (foto) que fueron institucionalizados luego de vivir un infierno en la casa de una mujer que los cuidaba y después de que se comprobó que su abuela materna tampoco podía garantizar su crianza. En este caso en particular, Niñez intervino y luego de que su abuela no cumpliera con los pedidos que le hicieron las autoridades los chicos fueron trasladados a una residencia, donde aún continúan. Bartolomé dijo que los chicos, que tienen 2, 3 y 4 años, no pueden tener contacto con su familia hasta que se decida qué pasará con ellos.

Los menos elegidos

Según datos del Poder Judicial local y el Registro Único de Adopción, la franja etaria menos elegida a la hora de adoptar es la que va entre los 14 y 16 años.

Discapacidad

80 por ciento de los postulantes locales para la adopción pide que los niños no tengan discapacidad o alguna patología.

Bebés

de cada 10 personas piden un niño que tenga como máximo 1 año, según estadísticas registradas en todo el país.