Cada vez hay más conciencia de la importancia de la alimentación para el mantenimiento de la salud. Y, si bien es fundamental llevar una dieta equilibrada a lo largo de toda la vida, las necesidades nutricionales varían en cada período y hay que estar atentos a ellas.
La licenciada Liliana Grimberg, coordinadora del Área de Nutrición del Centro Terapéutico Dr. Máximo Ravenna, comparte consejos para una alimentación saludable en cinco etapas de la vida.
Infancia
Los padres y tutores deben alimentar a los más pequeños de forma balanceada. De esta forma, se irán adquiriendo hábitos nutricionales correctos y será más fácil mantenerlos a lo largo de la vida.
En la etapa infantil, la alimentación debe responder a las necesidades energéticas de los pequeños a través de alimentos altos en calorías en pequeñas y frecuentes comidas. Es necesario cuidar especialmente el aporte de proteína, calcio, hierro y vitaminas A y D. Asimismo, es importante aumentar la actividad física, evitar el sedentarismo para prevenir problemas cada día más comunes, como la obesidad infantil.
Adolescencia
Esta etapa vital se caracteriza por un rápido crecimiento y desarrollo, hecho que requiere mayores necesidades de energía y algunos nutrientes. Esta demanda ya es diferente en chicos y chicas, dado que ellos necesitan más proteína que las ellas. Durante la adolescencia, hay que instaurar correctos hábitos alimentarios y de actividad física, ya que las restricciones energéticas pueden conducir a deficiencias nutricionales.
Por otro lado, las chicas requerirán más hierro para compensar por las pérdidas menstruales, y los adolescentes de ambos sexos deberán asegurarse de tomar el calcio necesario para que el rápido aumento de la masa ósea se desarrolle con total normalidad.
Edad adulta
Las necesidades nutricionales no cambian mucho entre los 19 y los 50 años, excepto durante la gestación y lactancia.
Así, los adultos deberán seguir una alimentación balanceada combinada con ejercicio físico, para evitar el sedentarismo provocado por diversas ocupaciones y oficios comunes. Una correcta alimentación ayudará a prevenir enfermedades como la obesidad y también evitará problemas cardiovasculares u osteoporosis.
Embarazo
Las mujeres que están en proceso de gestación deben seguir una alimentación equilibrada que permita cubrir las necesidades de energía y nutrientes que contribuyen al crecimiento del útero, placenta y mamas, del feto; y para mantener en buen estado los almacenes de nutrientes de la madre.
Aun así, el mantenimiento en el peso adecuado de la mujer será fundamental para el embarazo, ya que si es bajo puede condicionar el peso del bebé y aumenta el riesgo de enfermedades. Por otro lado, si hay sobrepeso, se ve en aumento la posibilidad de existencia de complicaciones, como diabetes e hipertensión durante el embarazo.
En esta etapa, el aporte de hierro, calcio y zinc debe ser mayor; así como la ingesta de vitaminas A, D, K, B1, B2, B6 y el ácido fólico. Después del embarazo y durante el periodo de lactancia, la madre necesitará también un aporte extra de energía y nutrientes.
Adultos mayores
En esta etapa los factores nutricionales, junto con el estilo de vida y otros aspectos relacionados con la salud, incrementan su importancia. Este grupo requiere menor cantidad de energía para la vida diaria, pero resulta imprescindible la ingesta abundante de determinados nutrientes, como las vitaminas y los minerales. En muchas ocasiones, influyen en la alimentación otros factores, como enfermedades y patologías, problemas de masticación, consumo crónico de fármacos con interacciones con determinados alimentos, entre otras.
Las personas de edad avanzada deberán mantenerse activas, dentro de sus posibilidades, y consumir dietas con alta densidad de nutrientes. De la misma forma, deben cuidar la ingesta de calcio, vitamina D, aumentar el consumo de vegetales. Y, especialmente, vigilar el consumo de agua y líquidos.