El regreso al colegio puede resultar una causa de estrés tanto para padres como para hijos, ya que implica un cambio de rutina dentro de la dinámica familiar al que en general, lleva un tiempo adaptarse después de unas largas vacaciones.
Y retomar los hábitos vuelve a ser la prioridad: por ejemplo, acostarse y levantarse temprano, preparar la mochila y el uniforme el día anterior, comenzar con las actividades extra escolares, entre otros.
Más allá de que en general, los padres no cuentan con un receso extenso como el de los chicos, el ritmo diario se ve afectado con responsabilidades extra como aptos médicos para presentar en el colegio, compra de útiles e indumentarias, nuevos horarios de actividades escolares y extraescolares, citas para reuniones de padres, actos de inicio; solo por mencionar algunos, y esto exige de mucha organización para no colapsar.
Para ello, las licenciadas Mora Marengo y Julieta Tojeiro, especialistas en estrés, ansiedad y emociones del Instituto Sincronía, propusieron dos claves fundamentales: la organización y no perder de vista el proceso de adaptación de los niños y de los adultos en el regreso a clases.
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Anticipar y prevenir. "Consideramos que la organización en el hogar es un aspecto fundamental. Con ello no aludimos a la necesidad de apegarse a un listado de manera rígida, justamente porque de esa manera contribuimos a elevar los niveles de estrés y frustración ante situaciones inesperadas", remarcaron.
Por ejemplo: para los chicos que asisten a la escuela primaria, se puede tener como apoyo una lista de lo que tienen que recordar hacer o llevar (lavarse los dientes, peinarse, hacer la tarea, etc.). "La clave aquí podría estar en poder establecer prioridades y alternativas".
Los cambios suelen generar dificultades para adaptarse, por lo cual se recomienda que la vuelta al colegio sea de manera gradual y no brusca. Algunos consejos para lograr esto pueden ser:
-Volver a reorganizar y establecer poco a poco los horarios y rutinas.
–Anticipar a los niños cuándo van a comenzar el colegio, puede ser con ayuda de un calendario.
-Realizar las compras de los útiles y el uniforme juntos, que sea una actividad de disfrute el preparar su mochila, etc.
–Reservarse momentos entre una actividad y otra para disfrutar con los más pequeños.
–Buscar tiempo dentro de los horarios semanales para que pueda hacer alguna actividad libre y jugar.
-Ir graduando los horarios de descanso paulatinamente. Es sabido que cuesta madrugar, por lo que se recomienda a los padres ir despertando antes a los chicos aunque estén de vacaciones para que se vayan acostumbrando a la nueva rutina. No dormir suficiente hace más difícil mantener el nivel de atención necesario para aprender y el buen humor.
-Conversar con los niños acerca de las actividades que quisieran realizar este año. Si son varias, se podrían priorizar y comenzar con las que más les entusiasman y luego de un periodo de tiempo, evaluar si se suman otras actividades o se reemplazan.
"Como padres, sería conveniente poder plantearnos, algunas de estas inquietudes para organizar la agenda de nuestros hijos a lo largo del año", destacaron las licenciadas. Entre ellas, están:
-¿Qué cosas deseo priorizar en la vida de mi hijo?
-¿Hay algunas que considero más importantes según la edad que él/ella tenga?
-¿Cuáles son mis horarios disponibles en la semana para compartir con ellos?
-¿Cuáles son los intereses de mis hijos?
-¿Qué posibilidad existe (desde los padres) de poder mantener los horarios exigidos por las actividades de los hijos? o ¿Qué otros recursos tengo para que ellos puedan realizar la actividad si yo no llego en ese horario?
-¿Qué lugar nos queda a los adultos para nuestras actividades?
Actualmente se percibe el tiempo de ocio como un tiempo perdido. Sin embargo, la expertas explicaron que es importante para los chicos, para jugar, para compartir con sus padres y hermanos, o simplemente para estar en casa disfrutando de su lugar. "Es un tiempo donde al chico se le permite crear, experimentar cosas nuevas y hasta automotivarse si se encuentra aburrido. Puede ser visto también como ese ‘premio’ luego de haber cumplido con las obligaciones escolares y familiares. Es un tiempo de encuentro consigo mismo".
Siguiendo una rutina y con mucha constancia, el regreso a las aulas puede vivirse con disfrute y entusiasmo ya que en definitiva, no deja de ser parte del camino de aprendizaje de lo más importante de la vida: los hijos.