Mientras la pandemia por coronavirus tiene en vilo a las autoridades sanitarias del todo el planeta, en este hemisferio, con el inicio del otoño, al SARS-CoV-2 se suma la circulación de los otros virus que habitualmente coexisten durante los meses de frío, entre ellos, el de la gripe.
A medida que avanza la pandemia que ocupó la agenda de múltiples países en el mundo, se recaba más información sobre sus orígenes y alcances
“Para realizar un control efectivo de la pandemia de COVID-19, es necesario mantener la inmunización de la población en otras patologías. En este sentido, los expertos llamamos la atención sobre el hecho de que si aumenta el número de personas sin vacunas frente a enfermedades infecciosas, los patógenos comenzarán a circular rápidamente. En el caso de la gripe estacional, y teniendo en cuenta la efectividad de la vacunación, una disminución en los niveles de la misma en los grupos de riesgo llevaría a un incremento de los casos de neumonía viral, internaciones y mortalidad. Es importante asegurar que la población no se vea afectada por un número aún mayor de cuadros graves por enfermedades prevenibles y que esto, a su vez, no abrume aún más la capacidad de los sistemas sanitarios”, dijo a Infobae Romina Mauas, infectóloga y coordinadora médica de Helios Salud y miembro de la SADI.
En este contexto, lo que parecía ser una extraña neumonía escaló aún más convirtiéndose en una enfermedad mortal. Pero, ¿en qué se diferencia de una gripe estacional? El ritmo reproductivo básico es el nivel de contagio que tiene un virus. El sarampión tiene uno de los índices más altos, de hecho un paciente que tiene la enfermedad puede contagiar entre 12 a 18 personas, mientras que la gripe estacional tiene un poco más de 1. En el caso de la COVID-19, el virus provocado por la actual pandemia tiene algo más de dos.
El SARS-CoV-2 se suma la circulación de los otros virus que habitualmente coexisten durante los meses de frío, entre ellos, el de la gripe (Shutterstock)
De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los virus de la COVID-19 y de la gripe tienen presentaciones clínicas muy parecidas. Ambos causan enfermedades respiratorias, con una gran variedad de casos, que pueden ser desde afecciones asintomáticas o leves, hasta enfermedades graves y muertes.
Ambos virus se transmiten por contacto y por gotitas. Como resultado, las mismas medidas de salud pública, como la higiene de las manos y la buena conducta respiratoria (toser en el pliegue del codo o en un pañuelo y desecharlo de inmediato), son acciones importantes que pueden tomarse para prevenir ambas infecciones.
El período de incubación del coronavirus puede tomar entre 5 días a dos semanas, pero los científicos creen que durante todo este tiempo, una persona asintomática puede seguir contagiando a otras. En el caso de la gripe se incuba en 48 hs.
El período de incubación del coronavirus (COVID-19) puede tomar entre 5 días a dos semanas
Sin embargo, la diferencia que más preocupa a los profesionales es que el coronavirus es nuevo. Esto quiere decir que como nunca nadie se había contagiado, todos pueden contagiarse. En cambio, hay grupos de personas que son inmunes a la gripe ya sea porque se vacunaron o ya se agruparon. Esto significa que entre el 20 y el 60 de la población del mundo se podría contagiar.
¿Cuáles son las diferencias en los síntomas entre COVID-19 y la influenza?
Si bien la gama de síntomas de ambos virus es similar, la proporción de pacientes con afecciones graves parece variar. En el caso de la COVID-19, los datos reunidos hasta la fecha sugieren que el 80% de las infecciones son leves o asintomáticas, el 15% son infecciones graves, que requieren oxígeno, y el 5% son infecciones críticas, que requieren ventilación. Estas fracciones de infección grave y crítica parecen más elevadas que las observadas en el caso de la infección gripal.
¿Qué enfermedad es más letal?
La tasa de mortalidad del coronavirus parece mayor que la de la gripe, especialmente la gripe estacional. Aunque se tardará un tiempo en determinar con exactitud la verdadera tasa de mortalidad de la COVID-19, los datos reunidos hasta ahora indican que la tasa de mortalidad bruta (el número de muertes notificadas dividido por el número de casos notificados) oscila entre el 3% y el 4%, si bien la tasa de mortalidad por infección (el número de muertes notificadas dividido por el número de infecciones) será menor. En el caso de la gripe estacional, la tasa de mortalidad suele ser muy inferior al 0,1%.
En el mundo hay anualmente entre tres y cinco millones de casos graves de gripe y entre 250 y 500 mil de ellos terminan en muerte. La incidencia del virus de la influenza varía según la edad: es más frecuente en los niños (20/30%) y mucho menos en los adultos jóvenes (5/10%).
¿Qué intervenciones médicas hay disponibles para combatir la COVID-19 y la gripe?
Hay una serie de terapias actualmente sometidas a ensayos clínicos en China y más de 20 vacunas en fase de desarrollo contra la pandemia, pero no se dispone en este momento de vacunas o terapias autorizadas para el nuevo coronavirus. Por el contrario, hay antivirales y vacunas disponibles para la gripe. Aunque la vacuna contra la gripe no es eficaz contra el virus del coronavirus, se recomienda enérgicamente vacunarse todos los años para prevenir la infección de la gripe.