Por Bernardo Stamateas

Una persona histriónica es aquella que todo el tiempo busca llamar la atención de todo lo que hace. Ama ser permanentemente el centro de atención. El protagonismo absoluto es el aire sin el cual no puede vivir. Intenta llamar la atención con su aspecto. Su cuerpo es atlético, es sexy, es el chico lindo, usa ropa despampanante. Es "el alma de las fiestas", es el alumno que siempre interrumpe en la clase o quiere impresionar al profesor, etc.

El histriónico/a tiene ansias de aplauso y de reconocimiento. Necesita ser ovacionado. Si no recibe la devolución que espera del otro, se deprime. No puede vivir si no hay gente mirándolo. El aplauso es una de sus fuentes de energía. Por ejemplo, si en Facebook recibe diez comentarios positivos y uno negativo, va sufrir por ese único comentario que no lo aplaude. A pesar de toda la admiración que pueda recibir, interiormente tiene creencias muy negativas sobre sí mismo. La autocrítica no es para él. Tiene cambios emocionales en poco tiempo pero no puede ver que se deben al vacío que hay detrás de su imagen triunfadora.

Le gusta hablar mucho, pero con sus dichos y frases elocuentes dice poco. Sus conclusiones son simplistas y globales, además de imprecisas. Llama la atención sólo por su aspecto y sus dichos intrascendentes.

Cuando tiene que hacer algo no se sienta a pensar, sino que actúa por emoción o intuición. No puede teorizar, todo es intuitivo. Por eso, no puede planificar objetivos a largo plazo.

¿Cómo hacer para vivir y lograr una estima sana?

Para poder tener una estima sana necesitamos en primer lugar usar nuestros rasgos a nuestro favor. Necesitamos actuar el rasgo sin creernos el papel. Ver los rasgos personales que cada uno tiene y ponerlos en el lugar correcto. De esta forma podremos establecer mejores vínculos, mejores relaciones interpersonales y tener un mejor resultado en todo lo que hacemos, obteniendo el mayor beneficio de nuestros rasgos más sobresalientes. Por ejemplo:

– Rasgos psicopáticos: en casos de reducción de personal, negociaciones más duras de trabajo, gremios y en todas las cuestiones de límites.

– Rasgos narcisistas: en temas de ventas y marketing. No son buenos para negociar porque no tienen dentro de sí la argumentación.

– Rasgos histriónicos: en la atención al cliente y la venta interna.

Reconocer estos rasgos en el trato con el otro nos da la posibilidad de poner a nuestro lado a otros capaces de hacer lo que a nosotros nos cuesta. Así como en una cátedra un profesor le delega la clase o el tema que no maneja o no le gusta a otro profesor que sí lo disfruta. Pararme en mis valores y en lo que soy capaz de hacer mejor me permite disfrutar mi éxito.

Antes de iniciar cualquier acción, cualquier tarea, cualquier proyecto, tenemos que conocernos, definirnos, y determinar qué tipo de persona queremos ser, qué valores son importantes para nosotros y manejarnos en pos de ellos. Aprendamos a invertir en nuestra propia vida, hagamos cursos, perfeccionémonos, mejoremos nuestro don y nuestros rasgos más positivos. No te enojes con quienes no te reconocen, pegá la vuelta, rompé tu propio límite, tu techo y entrá por otro lado. Aprendamos a valorarnos y a valorar al otro. No llega el que más sabe, llega el que sabe relacionarse mejor con los demás.

Bernardoresponde@gmail.com