En un mes, América sufrió cinco huracanes devastadores y dos terremotos que causaron estragos en México. Los expertos aseguran que no hay una relación directa entre huracanes y terremotos, pero eso no significa que un vínculo en casos específicos esté descartado.

 

Ambos fenómenos tienen una explicación natural separada y que su ocurrencia no es inusual, tanto por el momento de los huracanes como por el lugar de los terremotos. Además, aunque mientras los huracanes se pueden monitorear y pronosticar, aún no hay tecnología para predecir terremotos.

 

Temporada de huracanes

Los huracanes ocurrieron en plena temporada, un ciclo anual que se produce por las altas temperaturas del agua y el aire en el océano durante el verano boreal. El cambio climático hizo peor los huracanes recientes, pero no los originó.

 

Zona de terremotos

Por su parte, los terremotos en México son el resultado del movimiento de las placas tectónicas cerca de México. Según Behzad Fatahi, profesor asociado de ingeniería geotécnica y de terremotos de la Universidad Tecnológica de Sidney, le explicó a CNN que México queda en una zona sísmica crítica: el Anillo de Fuego, un área de 40.000 kilómetros en forma de herradura de zapato que se extiende desde el límite de la placa del Pacífico y las placas más pequeñas, como la placa del Mar de Filipinas a las placas de Cocos y Nazca que línea el borde del Océano Pacífico.

 

Pero aunque el lugar sí puede determinar la probabilidad de que se produzca un terremoto, la ocurrencia de otros fenómenos naturales no necesariamente determina que hayan terremotos.

 

 

En 2011, un estudio de un científico de la Universidad de Miami mostró que los terremotos podrían estar propiciados por ciclones tropicales (huracanes y tifones). Shimon Wdowinski, sismólogo de esa institución, dice que halló una correlación entre ciclones tropicales de muchas lluvias en Taiwán y Haití con grandes terremotos que ocurrieron tres años después. Su hipótesis es que la erosión causada por los deslizamientos propician un cambio en la carga de las fallas, lo que eventualmente puede producir terremotos.

 

"Los investigadores sugieren que los deslizamientos de tierra inducidos por la lluvia y el exceso de lluvia transportan materiales erosionados aguas abajo. Como resultado, se reduce la carga superficial por encima de la falla", explica un comunicado de la universidad.

 

También hay indicios de que ocurre algo similar con sismos de menor grado y sus réplicas. El sismólogo Zhigang Peng, de Georgia Tech, que en un estudio de 2013 explica que a pesar de que la tasa de réplicas de un sismo suele disminuir con el tiempo, la tasa de réplicas después de un terremoto en Virginia el 23 de agosto de 2012 aumentó bruscamente a medida que el huracán Irene pasaba por la zona del epicentro.