Las familias sienten a sus gatos o perros como un integrante más. Por eso muchos los incluyen en sus viajes. Y, aunque se crea que las mascotas van más cómodas sueltas, al igual que las personas viajan más seguras si están atadas, en su canasto o en su jaula cerrada.

 

Un artículo de la asociación Luchemos por la Vida aseguró que uno de los motivos es que las mascotas no entienden que no deben molestar al conductor. Por lo que se pueden venir encima de él restándole visión o movilidad y distrayéndolo.

 

Por otro lado, en caso de choque o desaceleración brusca le pasará lo mismo que a las personas o cosas que viajen sueltas: continuarán moviéndose en la dirección que el coche trae y a la velocidad que éste lleva, para chocar con las personas que viajan adelante, contra partes del vehículo o salir despedida. Puede morir el animal, pero también éste puede golpear mortalmente a los pasajeros del rodado. En conclusión, esta situación no es deseable ni para la mascota ni para el resto de los ocupantes del vehículo.

 

Las soluciones para su protección son varias:

 

 

* Caja transportadora para colocar fijada con el cinturón o en el piso de la parte trasera del vehículo. Este sistema es especialmente útil para los gatos y perros pequeños.

 

* Arnés de seguridad para que la mascota viaje sujeta con el cinturón de seguridad del asiento.

 

* Jaula grande o rejilla de seguridad. Especialmente útil para animales grandes, puede colocarse en el baúl del vehículo, si es suficientemente amplio y está ventilado.

 

En caso de viajes prolongados es importante saber, que las mascotas también necesitan un descanso cada dos horas, situación en la que deberán poder moverse con libertad y descargar energía por unos minutos para luego seguir camino.