Aunque coinciden que el desconfinamiento casi está desplegó en su totalidad, 5 sanjuaninos que viven en 5 países europeos también compartieron la visión que mientras no aparezca la vacuna, no sería una sorpresa tener que volver a tiempos de aislamiento social y que se hacen los preparativos para que no sea impedimento en algunos rubros poder seguir trabajando. Mientras disfrutan del verano boreal, el otro punto de acuerdo es que los efectos en la economía todavía no manifestaron todo su impacto.
Juan Oviedo (Italia), Gastón Recabarren (España), Ricardo Casares (Polonia), Agustín Bugallo (Holanda), Atahualpa Acosta (Bélgica) compartieron sus respectivas experiencias y aportaron el panorama desde cada lugar.
Oviedo reside en la comuna de Zugliano, una localidad de Vicenza, que a su vez se ubica en Véneto, la primer región italiana donde empezó a hacer estragos el COVID-19, aunque luego el foco se trasladó a Lombardía. Oviedo fue testigo desde el principio de la calamitosa situación, ya que el padre de una amiga falleció el 6 de marzo, 72 horas después que fuera diagnosticado de la enfermedad.
El ex arquero de hockey sobre patines aseguró que luego de 60 días en que casi nadie se movió de su casa el proceso de reapertura fue gradual y reconoció que le llamó la atención que ya se promocionan las discotecas, con permisos para funcionar desde la próxima quincena. “La gente extrañaba salir pero en líneas generales se reúnen con los mismos de siempre y con el resto, se mantiene siempre la distancia”, indicó.
Acosta, radicado en Lovaina -ciudad ubicada en Flandria, la región más castigada del país por la pandemia-, aseguró que desde el pasado miércoles, 1 de julio, comenzó lo que las autoridades llaman la cuarta fase de apertura a la «nueva normalidad» luego de la cuarentena total, “y será mi primer día oficial de trabajo después de tres meses y medio de inactividad laboral. Trabajo para una cadena de complejos deportivos que suma un total de 16 instalaciones en todo el país y cuya atracción principal son las piscinas climatizadas. Fuimos, por las características de nuestros servicios, los primeros en cerrar y los últimos en abrir”.
Acosta señaló que en la tercera fase ya abrieron las escuelas, por ejemplo. “No estuvo permitido hasta la segunda fase sentarse o permanecer en el mismo lugar por mucho tiempo en lugares públicos”, agregó.
En Valencia, Recabarren afirmó que todo funciona en la nueva normalidad, salvo excepciones puntuales como las discotecas y los mercadillos ambulantes. “Yo me dedico al negocio inmobiliario, que se restituyó desde el inicio del desconfinamiento. Una gran parte de la población hizo conciencia y cambió el comportamiento social. En esta nueva normalidad es verdad que se evita el contacto personal y se potencia el uso de las nuevas tecnologías para interactuar”, describió.
Casares, quien reside en Cracovia, aseguró en Europa del Este la gente no está acostumbrada al contacto por lo que el distanciamiento social no fue una medida que significara un gran cambio.
“El cambio más significativo lo he notado en el ambiente laboral. Trabajo en una empresa de 500 personas, pero que actualmente puede estar disponible sólo para el 30% del personal. Y lo que se está observando, coincidiendo en charla con líderes de equipo, que no mejora o empeora significativamente la productividad de un empleado si trabaja en su casa o en la oficina. Es cierto que desde mi casa mejoro calidad de vida en detalles como ahorrarme el tiempo de traslado y preparar mis alimentos. Hay otros casos, porque no tienen las condiciones apropiadas para poder trabajar en sus casas, que prefieren ir a la oficina”, comparó el desarrollador, quien agregó que se profundizaron conceptos como ‘escritorio caliente’, que significa que se le asigna un lugar a un empleado que debe ir a la oficina según la disponibilidad del día y no está siempre en el mismo escritorio, y también del coworking, en el que trabajadores independientes comparten un recinto, involucrados en servicios que pueden ser complementarios entre sí.
Bugallo, jugador de hockey sobre césped que este año se instaló en Amsterdam, indicó que los holandeses cerraron todos los negocios y paulatinamente fueron retornando a la actividad, aunque nunca estuvo prohibido salir de la casa como tampoco es obligatorio usar barbijo actualmente. Sí fueron más drásticos en otras decisiones, como la de dar por finalizados anticipadamente las ligas deportivas más importantes, por lo que ahora sólo hay entrenamientos en vistas de empezar a próxima temporada en septiembre.
Oviedo y Recabarren reconocieron cierta ‘sorpresa’ al visitar ya las playas, como se delimitó el espacio en la arena para respetar el distanciamiento. En el Véneto ya se habilitaron otros deportes de contacto. Oviedo afirmó que trabaja con chicos en colonias. “Los pasan a buscar en una movilidad y cada uno tiene asignado su lugar para cambiarse. No está permitido todavía ducharse en el club”, detalló.
En cuanto a lo económico, Recabarren afirmó que en España se aguarda una ola de despidos: “Muchas empresas se acogieron al régimen del Expediente Regulador Temporal de Empleo (ERTE). El Estado pagó el 70% del salario de trabajadores para asistir a los empleadores. Todavía mucha gente está en el ERTE, pero será despedidos, porque se terminará el aporte del Estado y la economía no se recuperó al nivel anterior”.
Desde Bélgica Acosta afirmó: “Siendo sapo de otro pozo, creo que tengo de todas maneras la misma sensación que los que juegan de local: vivimos el día a día esperando las decisiones de los gobernantes y haciendo lo que podemos para no contagiarnos ni contagiar. Y en mi caso en particular, con medio siglo ya cumplido, cuidándome para que me pille el Corona con una vacuna de por medio y/o con el tratamiento más avanzado que se conozca para pelearle al bicho en mejores condiciones. Para colmo, soy de los que creen que no se va a ir tan fácil de nuestras vidas”.
Bugallo, en la misma sintonía, indicó: “Siempre puede cambiar el panorama por lo que es una pandemia”. Casares señaló que en Polonia, “si bien las actividades económicas prácticamente están restablecidas, la gente todavía manifiesta preocupación. Por ejemplo, las reuniones familiares se trasladaron de la casa a los sitios al aire libre, aprovechando el verano”.
Finalmente, el elemento que puede transformarse en el símbolo mundial de la pandemia, el barbijo, ha tomado diferentes adopciones. Oviedo afirmó que es un elemento presente y obligatorio: “Si estás en un restaurante y vas al baño o estás en la playa y te acercás al parador, hay que ponerse la máscara”. En Polonia y España también es obligatorio su uso en lugares públicos cerrados. Bugallo indicó que esa es otra particularidad de Holanda que le llamó la atención, porque su uso no está recomendado y muy poca gente utiliza cubreboca.
En Bélgica, es obligatorio al usar el transporte público, no en los comercios. Finalmente, una anécdota de Acosta: “Los aeropuertos del «Primer Mundo» te ponen ahora una carpa entre el estacionamiento y el edificio con alcohol en gel y un scan de temperatura, como si no supieras que esas dos medidas no son suficientes para detectar un infectado. Y luego dentro del avión te encontrás que la única medida de precaución es la mascarilla que llevás puesta, porque los gobiernos no obligan a las aerolíneas a «guardar el distanciamiento social» y tenés un pasajero pegado a vos de cada lado del asiento. Me tocaron sólo alrededor mío tres personas que incluso llevaban la máscara por debajo de la nariz”.