Los equipos de rescate completaron ayer la evacuación por fases de doce niños y su tutor, quienes quedaron atrapados a unos cuatro kilómetros de profundidad en la cueva Tham Luang, en el norte de Tailandia, el 23 de junio.
El domingo pasado rescataron a cuatro menores. El lunes, a otros cuatro. El noveno rescatado abandonó la cueva ayer a las 16.12 hora local (6.12 de Argentina), el décimo a las 16.33, el undécimo a las 17.13, el duodécimo a las 18.18 y el último, el entrenador Ekapol Chantawong, a las 18.46.
El sábado en que quedaron atrapados, el grupo decidió visitar el interior de la caverna para festejar el cumpleaños de uno de los rescatados tras completar un entrenamiento de fútbol. Una súbita tormenta provocó la crecida de las aguas e inundó parte de los túneles en el camino de salida, aislando al grupo en una cavidad. Una de las madres dio la voz de alarma al ver que su hijo no regresaba.
Los guardabosques del parque nacional donde se encuentra la gruta hallaron las bicicletas de los niños, pero el primer intento de búsqueda quedó abortado por la crecida de las aguas estancadas en el complejo subterráneo. Las autoridades desplegaron un millar de militares para las tareas de rastreo de los desaparecidos, a los que se sumaron centenares de voluntarios internacionales.
Los laberínticos pasadizos parcialmente inundados y fuertes desniveles dificultaron el rastreo de los atrapados. Nueve días después de iniciarse la búsqueda, dos buzos localizaron a los chicos en una isleta de terreno elevado a unos cuatro kilómetros en el interior de la cavidad.
Los escolares y el entrenador fueron asistidos desde el primer día por miembros de los equipos de salvamento. La dificultad de la operación quedó patente con la muerte el pasado jueves de un voluntario antiguo miembro de los grupos de élite de la Marina local, al quedarse sin aire durante una misión subacuática.
El domingo, seis días después de encontrar a los menores, las autoridades dieron inicio a la operación de rescate. En Chiang Rai y otras ciudades, varios tailandeses celebraron tocando las bocinas de los autos el rescate de los jugadores del equipo de fútbol "Jabalíes Salvajes", de entre 11 y 16 años, y su entrenador de 25 años.