En el esperado discurso de clausura de la histórica cumbre vaticana para abordar la pederastia, el papa Francisco expresó ayer que la Iglesia "no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la Justicia a cualquiera que haya cometido" abusos de tipo sexual y que "nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso".
Así lo expresó en su discurso final tras la cumbre histórica de cuatro días celebrada en el Vaticano ante 190 representantes de la jerarquía de la Iglesia católica para abordar los abusos a menores por parte del clérigos.
En la imponente Sala Regia del palacio pontificio ante los representantes de la jerarquía eclesial participantes en la reunión, Francisco puntualizó que la mayoría de los casos de abusos a menores se dan en la familia, pero también en colegios y el mundo del deporte. Pero dejó claro que "esto no disminuye su monstruosidad dentro de la Iglesia".
El papa Francisco cerró ayer la cumbre con ocho propuestas sobre la base de recomendaciones conocidas como "Inspire", formuladas bajo la dirección de la Organización Mundial de la Salud, por un grupo de diez agencias internacionales.
Además, el Vaticano anunció que tras el encuentro habrá tres respuestas concretas: la creación de un "grupo especial" para ayudar a conferencias episcopales en dificultad a luchar contra los abusos; la elaboración de un vademecum para obispos de todo el mundo sobre cómo actuar, y la redacción de un decreto papal sobre la lucha a la pederastia.
La primera de las ocho medidas consiste en "proteger a los menores e impedir que sean víctimas de cualquier abuso psicológico y físico. Por lo tanto, es necesario cambiar la mentalidad para combatir la actitud defensiva-reaccionaria de salvaguardar la institución".
Francisco reclamó como segunda medida mantener "seriedad impecable" en la lucha contra la pederastia. En ese punto, afirmó que "la Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la justicia a cualquiera que haya cometido tales crímenes" y prometió que la institución "nunca intentará encubrir o subestimar ningún caso". En tercer orden, sostuvo que "se necesita imponer un renovado y perenne empeño hacia la santidad en los pastores".
En cuarto lugar, el Papa se refirió a la importancia de la formación de los seminaristas y candidatos al sacerdocio, contemplando "la virtud de la castidad". En el quinto punto expresó que "ningún abuso debe ser jamás encubierto". Además, ofreció en sexto lugar, el apoyo de expertos para los casos de abusados. El punto siete estuvo enfocado en los peligros del "mundo digital", especialmente en lo relativo a los sitios que distribuyen pornografía.
El último punto propuesto por el Papa es la focalización sobre el turismo sexual, para lo que reconoció que "se necesita la acción represiva judicial, pero también el apoyo y proyectos de reinserción de las víctimas de dicho fenómeno criminal".
Aunque desde el comité organizador de la cumbre ya habían adelantado que las "propuestas concretas" que el Papa había pedido en su discurso de apertura llegarán tras el estudio de todo el material producido estos días, las víctimas esperaban algo más.
El español Miguel Hurtado, que denunció abusos sexuales en el pasado por parte de un monje de la abadía de Montserrat (España), calificó ayer a las propuestas del pontífice como "genéricas" y mil veces repetidas y afirmó que no habló de las verdaderas propuestas que esperan las víctimas: "Entregar los documentos a la magistratura y no destruirlos cómo desveló uno de los obispos, o que los responsables de los abusos van a perder su puesto de trabajo, ni de indemnizar económicamente a las víctimas".
El italiano Francesco Zanardi, presidente de la Red de Víctimas de Italia, también lamentó que el Papa no haya hablado de "procedimientos concretos, de dimisiones de obispos".