Recientemente los medios de comunicación trasandinos se hicieron eco de una noticia más que relevante para el sector minero. La famosa mina San José, ubicada en la localidad de Copiapó, será adquirida por la compañía canadiense Eagle Ranch Resources Inc. Basta con recordar que el mencionado yacimiento es uno de los más famosos a nivel mundial luego de que en 2010, 33 mineros quedaran atrapados a 720 metros de profundidad por más de dos meses. El rescate de los operarios fue uno de los momentos más vistos de la historia de la televisión mundial, ya que fue transmitido a una enorme cantidad de países.
Sin embargo, el museo del rescate que fue fundado posteriormente en la mina, denominado “Centro de Interpretación”, no logró nunca despegar turísticamente por falta de recursos. La firma norteamericana comprará todos los activos de la Compañía Minera San Esteban con la clara intención de desarrollar la actividad minera en la zona y poner en valor el mencionado museo.
Cabe recordar que los ex dueños de la Mina San José, Marcelo Kemeny y Alejandro Bohn, fueron sobreseídos en 2015 de la demanda interpuesta por familiares de los trabajadores que pasaron más de 60 días atrapados a gran profundidad.
Según indican fuentes periodísticas chilenas, en las negociaciones de la compra del activo, el hombre clave fue Julio Bustamante Jeraldo -ex superintendente de AFP entre 1990 y 2000 -, en calidad de representante de la minera canadiense. Bustamante realizó todas las diligencias que permitieron el cierre del negocio, incluyendo lobby con tal de obtener el visto bueno del fisco. La razón, los millonarios gastos que hizo el Estado trasandino para lograr el rescate de los mineros (el cual fue visto por todo el mundo). De hecho, en 2010, el propio Presidente Sebastián Piñera había determinado que las cifras para rescatar a los trabajadores mineros rondaron entre los 10 y 20 millones de dólares. En este contexto cabe destacar que en agosto de este año, el Noveno Juzgado Civil de Santiago condenó al fisco a pagar $2.480 millones de pesos a repartir entre los 31 de los 33 mineros que suscribieron a la demanda contra el Estado de Chile, por el accidente que sufrieron en la Mina San José hace nueve años atrás.
>> Historia de un rescate
En este contexto vale recordar que el derrumbe de la mina San José se produjo el jueves 5 de agosto de 2010, dejando atrapados a 33 mineros a unos 720 metros de profundidad durante 69 días. Un segundo derrumbe se produjo en la tarde del sábado 7 de agosto anulando la posibilidad de una salida por el tubo de ventilación. El gobierno chileno anunció entonces que el rescate había sido cancelado, pero la protesta de los familiares llevó a realizar un nuevo intento bajo la dirección del ingeniero André Sougarret y coordinación del ministro de Minería Laurence Golborne, utilizando maquinaria pesada de perforación. El domingo 22 de agosto, 17 días después del accidente, los mineros fueron encontrados con vida. En ese tiempo se habían organizado para racionar la muy escasa alimentación encontrada en el refugio, potabilizar agua y sostener un espíritu de solidaridad que les permitiera mantener el optimismo y la convivencia. Comenzaron entonces las tareas para abrir un pozo suficientemente ancho para poder enviar una cápsula de rescate hasta el refugio, disponiéndose a tal efecto tres planes alternativos. En este lapso, los sobrevivientes fueron alimentados y monitoreados a través de la perforación inicial, a la vez que se comunicaban con los familiares que se habían instalado en un asentamiento conocido como Campamento Esperanza. Tras 33 días de perforaciones interrumpidas sólo por problemas en la maquinaria, uno de los tres planes, el B, con la máquina Schramm T130 consiguió “romper fondo” a 623 metros de profundidad. Luego de encamisar parcialmente la perforación comenzó la extracción de los mineros mediante una cápsula individual. Hasta la fecha es el mayor y más exitoso rescate de la historia de la minería a nivel mundial, siendo el evento con mayor cobertura mediática de esas características con alrededor de 1.000 a 1.300 millones de telespectadores.