Agosto registró la inflación mensual más alta desde la salida de la convertibilidad, en gran medida por el efecto que produjo la devaluación aplicada por el Gobierno tras las PASO presidenciales. Los datos oficiales del Indec demuestran que las subas fueron marcadas en todos los rubros y los “alimentos y bebidas” no fueron la excepción; de hecho, fueron el ítem de mayor variación. Si bien Nación promovió acuerdos y controles de precios para intentar contener los aumentos, los resultados del IPC demuestran que muchos valores en góndola se dispararon.
A nivel general, el rubro de alimentos tuvo un aumento del 15,6% en agosto, pero lo cierto es que los ajustes fueron completamente dispares en algunos casos. Mientras algunos artículos subieron más del 30%, otros prácticamente no tuvieron variaciones.
Los mayores aumentos
Usualmente, la mayoría de los alimentos de mayor incremento mensual suelen ser del rubro de “frutas y verduras”, pero en esta oportunidad, fueron las carnes las que encabezaron las subas de agosto.
Según informó el Indec, lo que más subió el mes pasado fue el kilo de carne picada común, que pasó de un precio promedio de $1.221,66 a $1.702,55 por kilo, lo que significó una variación del 39,4%. Le siguieron de cerca la paleta, que saltó de $1.855,76 a $2.487,86 (34,1% más) y el cuadril, cuyo precio avanzó de $2.260,91 a $3.014,67 por kilo (33,3% de incremento mensual).
El cuarto y quinto lugar del ranking de aumentos también fueron ocupados por cortes de carne. El kilo de nalga se encareció 32,8%. Ese producto costaba $2.412,07 en julio y terminó agosto en $3.204,08. En tanto, el kilo de asado saltó de $1.866,51 a $2.470,95 (32,4% de ajuste).
Recién en el sexto puesto aparece un producto no cárnico. Se trata del tomate redondo, que pasó de $538,55 por kilo en julio a $709,89 por kilo en agosto (31,8% de aumento).
Ya por debajo del 30% aparecen la papa (28,3% de suba), el pollo entero (20,6%), las galletitas dulces envasadas sin relleno (18,7%) y los huevos de gallina (18%).
Más del 200% en ocho meses
En lo que va del 2023 algunos productos duplicaron su valor y otros incluso lo triplicaron. De acuerdo al seguimiento de precios que hace el Indec sobre los comercios de Gran Buenos Aires (GBA), entre enero y diciembre lo que más subió fue el tomate redondo, que a principios de año costaba $231,77 y ahora se vende a un valor promedio de $709,89 por kilo, lo que determinó una suba del 206%.
También el azúcar triplicó su precio. Ese producto se vendía a $251,86 por kilo a inicios del año y ahora figura en las góndolas del GBA a $761,15 (202% de incremento).
Los principales cortes de carne aumentaron más de 30% en agosto y hasta 144% en los primeros ocho meses del 2023. (AP)
Aunque no llegaron a la barrera del 200%, también se destacó el aumento en los primeros ocho meses del año de la naranja (179% de incremento), la papa (156%), los huevos de gallina (155%) y el arroz blanco simple (151%), entre otros.
En lo que respecta a las carnes, los aumentos acumulados del período enero-agosto oscilan entre el 118% y el 144%, dependiendo del corte. En la primera mitad del año la carne se había retrasado en relación a la inflación, por un escenario de “súper” producción, pero con los ajustes de precios de la última semana pasaron a formar parte de los alimentos de mayor suba en lo que va de 2023.
Golpes al bolsillo
Así como hay productos que se destacaron por sus fuertes movimientos de precios en los primeros ocho meses del 2023, también hubo otros -en muchos casos los mismos- que se destacaron por sus aumentos en los últimos doce meses (agosto de 2022 contra agosto de 2023).
De acuerdo al Indec, el mayor incremento en el último año fue el que tuvo la papa, que se encareció un 347% para los consumidores, pasando de $120,84 a $539,83.
No hubo otros productos con subas por encima del 300% en ese período, pero sí varios que avanzaron más de 200%. Se trata de la naranja (288% de incremento), el tomate redondo (239%), la batata (223%), el arroz blanco simple (220%) y los huevos de gallina (204%).
Los aumentos, más allá de la magnitud de los números, implican un duro golpe al bolsillo de los consumidores, debido a que la mayoría de los alimentos subieron a un mayor ritmo que sus ingresos.