"Que se haga justicia (…) que me condenen por dar una cachetada, pero no por algo que no hice". Desde el Penal, el exempleado minero intentó mostrarse inocente con esas últimas palabras ante el juez Maximiliano Blejman (Sala II, Cámara Penal). Pero después, el magistrado adhería al pedido de la fiscal Marcela Torres y lo condenaba a 16 años de cárcel. Para los funcionarios, quedó claro que ese sujeto de 45 años había violado por lo menos 10 veces a la hija de su expareja desde que tenía 13 años y hasta que cumplió 17 y se animó a hablar. Fue el 25 de marzo de 2019, en medio de una discusión entre el ahora condenado y la chica, porque le reprochaba haber vuelto con su novio. Cuando su madre se acercó a ver qué pasaba, la jovencita le contó todo por primera vez, porque hasta entonces sólo lo sabía una amiga. El defensor Alejandro Castán había pedido la absolución de su cliente, cargando las tintas sobre esa jovencita, describiéndola como alguien que tenía sexo con distintos sujetos. Pero como su argumento no prosperó, ahora podrá pedir a la Corte que revise el fallo. Durante el juicio, fue caracterizado por una psicóloga como un sujeto con pensamiento rígido, sin empatía, egocéntrico que no controla sus impulsos y no siente tristeza ni angustia ni enojo por la situación que atravesaba su familia y él mismo. Y esa prueba, le complicó su situación en el proceso, porque en el lado opuesto se evaluaron como creíbles los dichos de la menor, en quien detectaron rasgos típicos de las víctimas de abuso.