Esta mañana, el juez Maximiliano Blejman (Sala III, Cámara Penal) condenó a Adriana Benita Ortiz (29) a 13 años por haber matado a su hijo recién nacido.
Cabe destacar que el fiscal de la causa José Eduardo Mallea había pedido 12 años mientras que el defensor oficial de Ortiz, Carlos Reiloba, había solicitado 8 años.
Según el letrado entendió que el homicidio se dio en circunstancias extraordinarias de atenuación.
El caso
Adriana Ortiz, en diciembre de 2015, decidió terminar con la vida de su sexto hijo apenas nació, con unos 6 meses, en su casa del Lote Hogar 4, en Chimbas. El bebé era su sexto chico y en el Penal volvió a quedar embarazada de un preso y otra vez fue madre.
Una supuesta confesión informal de la acusada ante la Policía sirvió para reconstruir que el niño nació entre el 17 y el 19 de diciembre de 2015 en el baño de la casa en la que Ortiz vivía con sus padres y dos hermanos, además del resto de sus hijos.
También se supone que mató al pequeño asfixiándolo con unos trapos y que luego lo metió en una bolsa de basura para tirarlo a la calle junto a otra, en la que metió ropa sucia de esa maniobra criminal.
El hecho se descubrió el 21 de diciembre de aquel año, cuando un vecino vio que los perros arrastraban un bulto que le pareció extraño. Y lo era: restos de la cabeza y el torso del bebé.
No fue difícil llegar a saber quién era la madre de ese niño, pues la única embarazada de la cuadra era Ortiz.
Durante la investigación quedó claro que la mujer vivió el embarazo de manera traumática, porque no tenía trabajo, porque sus padres la mantenían a ella y al resto de sus niños. Y porque su mamá ya le había advertido que se quedaría en la casa siempre que no tuviera más hijos. Todo indica que esa complicada situación la habría llevado a tomar su trágica decisión.