La relación que el Gobierno nacional construyó con grupos violentos de la presunta comunidad mapuche en el Sur del país, derivó en cuestionamientos que obligaron a que la titular del INAI (Instituto Nacional de Asuntos Indígenas) fuera echada de su cargo y que a partir de ahora se tenga que plantear una nueva política de relación con grupos que se están mostrando cada vez más agresivos, entre los que se advierte la presencia de activistas enrolados en la agrupación terrorista RAM (Resistencia Ancestral Mapuche) y de dirigentes exmontoneros, que se están infiltrando para alentar los conflictos que periódicamente se plantean. 

Durante los cuatro años en que Magdalena Odarda estuvo al frente del INAI, la posición del Gobierno nacional respecto de los pueblos originarios no cubrió las expectativas y se mostró como cómplice de una situación que bajo ningún punto de vista se puede tolerar. Durante ese período fueron numerosos los ataques y enfrentamientos provocados por miembros de estas agrupaciones que bajo distintos argumentos sigue reclamando posesiones mediante acciones violentas con las que han conseguido que reine el caos y la destrucción. Entre los últimos ataques perpetrados hubo un incendio intencional de la cabaña Los Radales, ubicada en Villa Mascardi, y otro acontecido en el paraje Los Repollos, ubicado a pocos kilómetros al norte del Bolsón, donde un hombre sufrió serias quemaduras a consecuencia de este hecho criminal, en medio de la noche cuando los moradores de la vivienda descansaban. Esto último demuestra la frialdad con la que estos grupos están acostumbrados a actuar en un ámbito donde tienen absoluto dominio sin que las fuerzas de seguridad logren contenerlos. 

De una vez por todas, aprovechando esta coyuntura que se ha abierto con la salida de Odarda, el Gobierno nacional debería actuar decisivamente en la disolución de esos grupos que recorren la Patagonia argentina infundiendo terror entre los pobladores, y terminar con una situación que se está dilatando en el tiempo y que de no controlarla puede llegar a agravarse peligrosamente para mucha gente inocente que no tiene nada que ver en el conflicto. 

La posibilidad del regreso a la Argentina del líder mapuche Jones Huala, a quien se le ha otorgado la libertad condicional en Chile, es otro ingrediente que agrega más tensión ya que este hecho ha generado gran preocupación en los pobladores de la Patagonia. La posible presencia de Huala genera un estado de alarma ya que son conocidos sus métodos de ejercer presión y la destrucción que puede provocar. 

Se conoce con certeza que todos estos grupos se escudan tras la figura de los mapuches para alcanzar sus fines terroristas, sin que el Gobierno se decida a tomar una posición más firme otorgando protección a los auténticos pobladores de estos lugares y condenando a los que pretendan ejercer violencia.