El ISIS, la más virulenta y exitosa banda terrorista, ha sido derrotada. Ese es el mensaje que, en línea con los anuncios de Donald Trump en Washington, acaban de hacer en el propio terreno las Fuerzas Democráticas Sirias. Esas milicias, encabezadas especialmente por los duros combatientes kurdos, aliados centrales de Estados Unidos en esta extensa guerra, dijeron que habían fulminado en Baguz el último reducto de los yihadistas.
El golpe tiene enorme peso simbólico. Son casi cinco años de guerra interna que ha devastado pueblos y ciudades en toda la región. El ISIS, una organización que multiplicó su poder súbitamente a partir de marzo de 2011 en la guerra civil Siria (ver en Página 29) había creado en 2014 un califato que unía un enorme territorio entre ese país árabe e Irak.
Esta tremenda guerra terminó en Baguz, una pequeña aldea fronteriza en el este de Siria, donde los acorralados combatientes ultraislámicos resistieron por última vez, bajo un duro asedio que duró semanas de parte de los combatientes kurdos. Miles de personas huyeron del territorio y cientos murieron.
El sábado, las FDS levantaron su brillante bandera amarilla sobre una casa en la que los milicianos izaron una vez su famosa bandera negra. Debajo se extendía un campo destrozado por la batalla, sembrado de trincheras y cráteres de bombas y lleno de carpas quemadas, restos retorcidos de vehículos quemados, explosivos no utilizados y unos pocos cadáveres. “Baguz es libre y se ha logrado la victoria militar contra Daesh”, tuiteó Mustafa Bali, un portavoz de las FDS, en referencia al grupo por su acrónimo en árabe. Poco antes de caer derrotados, desde esa ciudad la banda terrorista había logrado enviar un mensaje de amenaza al mundo contra “cruzados y apóstatas”.
La recuperación de Baguz marca el fin del proto-Estado insurgente, que en su momento cumbre abarcó grandes partes de Siria e Irak, pero ISIS mantendría una dispersa presencia y células durmientes de combatientes en esos mismos dos países, sostienen los analistas. Sin embargo, la derrota del grupo dejaría en el aire a esos grupos. El ISIS no era una organización con una base ideológica clara. . Promovía una extraña versión de un islam que autorizaba actos sanguinarios y hasta violaciones de mujeres y niños. Los estudiosos de esa religión niegan que la narrativa de la banda terrorista tuviera relación con el verdadero islam.
El grupo sometía con dureza a las poblaciones bajo su control, combatía blancos muy determinados, se quedaba con los pozos petroleros de la zonas que podía conquistar y había armado toda una red de trasiego de reliquias históricas que venía por todo el mundo. La excepción eran las de gran tamaño que, en su lugar, destruía con filmaciones que difundía por Internet. Lo mismo sucedía con el corte de cabezas de sus prisioneros, entre ellos periodistas que fueron puestos en la red, incluyendo un piloto de avión jordano que fue quemado dentro de una jaula.
Sin embargo, el mayor peligro consiste en los combatientes extranjeros que se sumaron a la organización en Siria e Irak y ahora regresan a sus países de origen, especialmente en Europa donde no necesariamente pueden ser todos detectados. Esa aluvión de combatientes se produjo cuando la organización estaba creciendo y generaba un estímulo triunfalista. Parte de eso explica también la oleada de ataques terroristas en Occidente por individuos auto-organizados que con esos actos experimentaban una sensación de pertenencia.
La campaña para recuperar el territorio por parte de las fuerzas anti terroristas se ha extendido por cinco años y dos presidencias estadounidenses, arrojando más de 100.000 bombas y cobrado la vida de una enorme cantidad de combatientes y civiles. En la guerra de Siria contra la organización terrorista participaron además milicias iraníes y fuerzas turcas, así como un enorme despliegue militar de Rusia que comenzó a bombardear a los grupos insurgentes desde 2015 permitiendo la recomposición de las FF.AA. del régimen de Damasco.
En Baguz no había calma pese a la buena noticia. Algunas patrullas perdidas de la banda seguían dando alguna resistencia. Periodistas de The Associated Press en esa zona Baguz reportaron este sábado haber escuchado disparos de morteros y de otros tipos de armas contra un risco que da al poblado, donde la coalición realizó bombardeos aéreos un día antes.
Miles de combatientes y sus familiares se entregaron a las fuerzas legales. Las mujeres y los niños fueron trasladados a campos de desplazados, mientras que los hombres fueron enviados a centros de interrogatorio en lugares desconocidos y custodiados por las FSD.
El portavoz de las FDS, Kino Gabriel, informó el viernes que varios combatientes del ISIS se encuentran ocultos en cuevas cerca de Baguz y que continúan las operaciones de despeje de zonas.
Es una tarea de limpieza que también se realizó tras la recuperación de las ciudades de Mosul en Irak y de Raqqa en Siria, que eran las dos capitales de la banda que encabezaba el teólogo Abu Bakr al Baghdadi, cuyo paradero es desconocido aunque en diversas oportunidades se indicó que habría muerto.