Era una posibilidad y las pericias lo confirmaron. El dañino incendio que sufrió una familia de El Encón ganó ahora un sentimiento de bronca e impotencia en las víctimas, pues los investigadores, en base a las pruebas recolectadas en el lugar, determinaron que fue iniciado intencionalmente, y la sospecha es que fue provocado por ladrones que intentaron robar. "Me da de todo, principalmente bronca. No lo puedo creer. Yo a nadie le hago daño, no sé por qué se animan a hacer algo así", dijo ayer María Morales (49), dueña de la propiedad atacada, ubicada en el kilómetro 470 de la Ruta 20, en 25 de Mayo. Lo que se quemó completamente fue un depósito en el que, además de freezers, hornos, sillas, mesas, muebles y mercadería, había dos vehículos, una Ford F-100 y una Renault Kangoo que la mujer utilizaba para llevar al médico y a la escuela a un hijo de 14 años que padece varios problemas de salud, como parálisis cerebral, epilepsia y retraso psicomotor.
Según fuentes policiales, se presume que los atacantes violentaron uno de los accesos del depósito, posiblemente una ventana, y que luego arrojaron algo que generó combustión.
Morales está separada y, además del chico de 14, tiene dos hijas, de 18 y 16 años. Los días previos al ataque, perpetrado cerca de las 2,30 del pasado miércoles, los moradores no habían estado en la propiedad puesto que habían viajado a Mendoza. Sin embargo, horas antes del siniestro habían llegado y la suposición de los pesquisas es que eso tuvo que ver con el desenlace. "Como la mujer suele viajar a Mendoza para tratar al hijo, creemos que quisieron robar creyendo que no había nadie, y cuando se dieron cuenta de que sí estaban prendieron fuego", afirmó un investigador.
Morales dijo que una de las ventanas del depósito estaba violentada, y que le llamó la atención que el portón corredizo de chapa estaba trabado con un gancho. Sin embargo, hasta ayer no había descubierto el faltante de ninguna pertenencia, aunque esa tarea de rastreo era casi una misión imposible pues prácticamente todo quedó reducido a chatarra e incluso hay cosas que ni siquiera se logra identificar qué son.
"Siento mucha tristeza. Todo lo levantamos con mucho esfuerzo, nadie nos dio nada. Uno nunca espera esto. Sólo quedamos con las camas y la ropa", había dicho la mujer el día del ataque. Ayer comentó que personal de la Municipalidad la asistió con algo de mercadería y otras pertenencias, como mochilas y útiles, pero que el mayor drama continúa siendo la falta de movilidad. "Mi mayor miedo es que le den convulsiones a mi niño y no tenga en qué llevarlo al médico", señaló. Ella está desocupada y cursa el último año de la Secundaria.