A pesar de que en distintos puntos del mundo hay actualmente una media docena de conflictos bélicos de grandes proporciones, son las dos últimas guerras de Rusia contra Ucrania y de Israel contra Palestina las que más preocupan al mundo occidental, por la crueldad con las que se están librando cada una de las batallas y las consecuencias sociales y económicas que estos conflictos están generando con alcance global. Pero hay otros puntos que generan inquietud, y es la poca reacción de los países de occidente, incluidas grandes potencias como EEUU y Reino Unido, y los estados de la Comunidad Económica Europea, incluido el Vaticano, que no han accionado más enérgicamente para detener estos enfrentamientos que amenazan con extenderse en el tiempo, con serias consecuencias para los países intervinientes y sus poblaciones civiles.
Hay otro aspecto que no deja de provocar zozobra y es el vinculado a la estrategia que están llevando a cabo los países del denominado "eje del mal" que integran Rusia, Irán y China, más otros países satélites. Estas naciones están abocadas a un plan de destrucción del actual orden mundial aprovechando las consecuencias de estas dos grandes guerras, en las que hay evidencia que estos países se han introducido proveyendo armamento. En el conflicto israelí-palestino China parecería no tener nada que ver, pero su sombra puede rastrearse detrás de todas las acciones de cuerpos especiales rusos, iraníes, e incluso norcoreanos. Por su parte Irán es, sin duda, un patrocinador tanto de Hamás -el grupo terrorista palestino que atacó a Israel en el inicio de la guerra- como del Hezbolá libanés. Lo cierto es que la presencia de armas rusas entre los terroristas de Hamás habla por sí sola de esta interacción entre países de oriente que quieren aprovechar este momento histórico. En este marco también está la situación de Vietnam, como mercado de compra de armas, por la que están compitiendo EEUU, China y Rusia. Se sabe que esta última potencia habría recibido un pedido de compra secreta de armas, lo que ha encendido una luz de alarma.
Tanto en Ucrania como en la Franja de Gaza, escenario de las principales batallas, el grado de destrucción que se está observando es asombroso, lo mismo que la sofisticación de las armas que se emplean. Los bandos enfrentados y los países aliados a cada uno de ellos están exhibiendo poderosos arsenales de proveedores anónimos, detrás de las grandes potencias.
La guerra de Israel contra el Estado Palestino comenzó el pasado 7 de octubre, después de un ataque sorpresivo de Hamás a posiciones israelitas que incluyeron algunas poblaciones civiles. Pero la de Rusia contra Ucrania lleva más de un año de crueles enfrentamientos y destrucciones totales de ciudades y poblados. Detener estas acciones debería ser prioritario para Occidente, a fin de no permitir que otros países se aprovechen de esta situación e intenten ejercer un predominio indebido. A esta altura de los acontecimientos nos preguntamos ¿qué hace la ONU y demás organismos que integran la comunidad internacional que no han podido frenar estas guerras?
