La demencia hacía estragos en Carlos Riveros (77), con frecuencia, sus familiares y amigos percibían que no sabía qué día era o que se olvidaba de cosas tan elementales como alimentarse.
Eso sí, "Carlitos", conocido personaje de la Terminal de Ómnibus (allí lustraba zapatos) no quería que nadie lo asistiera. Su cuñada Graciela Uliarte contó ayer que dos de sus hermanas que viven en Mar del Plata se lo quisieron llevar muchas veces y hubo una ocasión en que hasta le compraron el pasaje, pero a último momento no quiso ir. "Carlitos" se empeñaba en vivir y arreglárselas solo en su casa paterna de siempre, en Catamarca al 185 Sur, en la Villa Franca, Rawson.
Allí también encontró la muerte, de una manera trágica: al parecer, una estufa entró en cortocircuito o tomó contacto con una mesa de luz, y una lenta combustión alcanzó parte de su cama y empezó a despedir un tóxico humo que no le dejó ninguna chance. Todo indica que cuando "Carlitos" quiso reaccionar, buscó huir pero para el lado contrario al de la puerta, también alcanzada por ese fuego, que no alcanzó a ser mayor porque Carlitos había cerrado todo y eso impidió el ingreso de oxígeno.
Fue su hermano Adolfo, que vive a unos metros, el que lo encontró a eso de las 9,30 del jueves. Según Graciela, fue a darle una vuelta para ver cómo estaba porque la noche anterior lo había tenido que ir a buscar a un comercio donde se había descompensado. Mayúscula fue la sorpresa del hombre cuando se topó con el pequeño dormitorio todo ennegrecido, y a su hermano en cuclillas, como acurrucado en un rincón donde intentó refugiarse, cuando ya no había salida.