En términos ontológicos hay una imposibilidad absoluta de que el tiempo futuro pueda ser transpuesto al presente. Pero en la economía aquella premisa irrefragable de la realidad física y temporal, no tiene la misma suerte, en tanto la experiencia histórica, indica que la variable consumo de bienes y servicios para la satisfacción de la vida en sociedad, puede soportar una traslación técnica del tiempo futuro al tiempo presente.

La pregunta práctica que se impone es ¿cómo es posible que el consumo presente absorba consumo futuro?

Dicho de otro modo y entrándole por otro lado al dilema propuesto, expresamos, ¿cómo es posible consumir en el tiempo presente el ingreso del tiempo futuro?

Es importante determinar las salidas a este lema, porque la pregunta concebida tanto, por el lado del consumo, como por el lado de los ingresos, es fruto de una relación conceptual dialéctica, es decir, es una emergente conceptual que nace de una correspondencia lógica de al menos dos cláusulas como mínimo.

Para que la relación lógica de los términos sea sostenible, la satisfacción de una necesidad debe llenarse con un "satisfactor" que ya se debió haber generado, sea, en forma, previa, o, al menos, en modo concomitante en el tiempo, respecto de la necesidad marcada como objetivo a llenar.

Es decir el satisfactor que va sufragar la necesidad en un tiempo y lugar determinado debe haber sido producido en la misma unidad de tiempo en que se devengó la necesidad en cuestión.

Si, bajo estas condiciones, la respuesta a la necesidad es apropiada, tangible, satisfactoria, entonces, la relación consumo ingreso, será proporcional, o sea, el ingreso será causa suficiente de la satisfacción de la necesidad correlativa.

Pero si la respuesta es no satisfactoria, porque el valor del ingreso no alcanza para adquirir el total del satisfactor, entonces, será deficitaria, y por lo tanto habrá que recurrir a una variable endógena al satisfactor-ingreso para completarlo y llegar, por esa vía, a satisfacer la necesidad en forma suficiente y razonable.

Si el satisfactor aporta un valor mayor al valor de la necesidad, entonces habrá superávit, porque el excedente como valor sobrante, se puede ahorrar o desatinarlo a otros fines justificados, según la situación de las cosas.

Pero el problema crítico se presenta cuando el valor del satisfactor no llena el valor de la necesidad, y se debe recurrir forzosamente a otra fuente, de ordinario, al endeudamiento por ejemplo. Y esto, que es en términos ideales el "caso critico", desdichadamente, en los hechos, se ha convertido en lo "normalizado" a escala general, ya que el faltante hoy se cubre en todas la economías del orbe, con toma de deuda. Esto queda claro cuando se mira la estadística que indica que las economías desarrolladas tienen una deuda mayor al PBI. Y, cuando esto ocurre, aunque se salde en el tiempo presente la necesidad corriente y actual, ello implica un problema a futuro. Porque el consumo futuro se compromete, en razón de que por carácter transitivo el ingreso futuro, lo estamos trayendo al presente para satisfacer una necesidad corriente de este instante efectivo y ostensible. Esto revela que hay que estar muy atentos a cómo se desarrolla la relación tríptica consumo-ingreso-tiempo, a fin de verificar, si es la adecuada en términos de suficiencia y sostenibilidad.

Por el Dr. Mario Alfredo Luna y Fabián Alberto Nuñez 

Expresidente y exsecretario del Concejo Deliberante de Jáchal.