Un crítico de arte da una charla a un grupo de turistas de esos que suelen visitar los museos, muestra una pintura tosca y les pregunta: ¿Qué les parece? Ninguno responde. Seguramente no les inspirará nada, ahora les cuento. El autor es un pintor noruego que fue llevado junto a su hermana gemela a un campo de concentración por los nazis. Pudo salvarse y salvar a su hermana de la cámara de gas pintando retratos de sus captores. Liberado, prometió no volver a pintar retratos ni usar nunca más sus pinceles, lo que ustedes ven fue realizado con espátulas y con sus manos, por eso ven trazos groseros. Su hermana murió pronto a causa de los males sufridos en el campo y él decidió morir dejando de comer durante 27 días. Ese trazo alado que se ve al centro parece ser el alma de su hermana y en realidad todo el cuadro es una especie de carta de despedida, un grito de desesperación. Levanten la mano quienes quieran una reproducción (todos levantan). Ahora les cuento que todo fue un invento mío, soy quien realizó la pintura tirando colores al lienzo sin sentido alguno. Vuelvan a levantar la mano quienes deseen una copia (nadie levanta). Alguien del público pregunta: ¿Por qué hizo eso? Para que aprendan a cuidarse de gente como yo. Genial guión del excelente director italiano Giuseppe Capotondi en la película "La obra maestra". Siempre se supo que no cuesta igual el mismo café en nuestra casa que beberlo en la Plaza San Marcos de Venecia, ¿qué hay de diferencia? el verso. Eladia Blázquez lo dijo claramente en su tango. "Contame un historia, mentime al oído, la fábula dulce de un mundo querido soñado y mejor".

Queda abierto el concurso de sugerencias para armar un relato creíble a Alberto Fernández

Todos necesitamos un relato que nos emocione, que nos dé esperanza, que nos anime a levantarnos cada día de la cama. Claro, el relator necesita una condición indispensable, debe ser creíble. Tanto sea porque lo conocimos por primera vez y nos puede sorprender como ocurrió a los turistas del relato o porque se ha ganado un prestigio previo que no vendrá de él mismo, vendrá siempre de afuera, de sus vecinos, amigos, compañeros, familiares. Como la carpeta de crédito del banco, la credibilidad, el prestigio, son una garantía que no nos la damos a nosotros mismos, la garantía debe ser ajena, externa.

 

EL DESAFÍO NACIONAL

El gobierno nacional se enfrenta ahora al problema más difícil de una campaña, armar un relato. Un relato tan fino que debe caber en los afiches callejeros. No es fácil y casi imposible cuando se ha perdido credibilidad. "Un gitano sin honor, no habrá cosa más peor" reza el verso principal de una vieja canción española, y es así. Un buen relato puede sustituir la falta de recursos y puede crear una mística, elemento fundamental para movilizar tanto a votantes como a seguidores, "Tiemblen pericotes que viene la Alianza" decían unos carteles hechos a mano y colocados rodeando los árboles de las calles del centro de San Juan. Genial, para esa época habían aparecido algunos roedores en Avenida Rawson y el mensaje tenía oportunidad y a la vez daba la idea de que quienes gobernaban deberían ser sustituidos por gente limpia. Cero pesos pero buen relato, creíble porque anticipaba que llegaría la Alianza, algo hasta ese momento nuevo, desconocido que podía generar esperanza. Reconstrucción argentina, lo ensayado por los cortos publicitarios de Fernández, no era del todo mala idea dando a suponer que alguien la había destruido, pero le faltó oportunidad. Una cosa era decir eso apenas comenzada la gestión y otra, dos años después de estar gobernando. Queda abierto el concurso de sugerencias para armar un relato creíble a Alberto, ¿se quieren anotar? Las acusaciones a Macri pudieron ser válidas pero ya se agotaron, el resultado de las primarias las demostró ineficientes. Se lo intentó subir al ring varias veces y no hubo éxito. Tampoco lo habrá ahora pese a una rara indagatoria por supuesto espionaje a familiares de desaparecidos en el submarino ARA San Juan. El embarazo de Fabiola no hizo más que evocar la foto de la fiesta y lo mismo ocurrirá con la foto mirando al hijo del trapero L-Gante. Cada vez que se la ve se recuerda aquello. No va. Parece haber coincidencia externa e interna respecto de la ineptitud general de la administración, lo afirman hasta ministros salientes como Trotta y lo dejan entender otros más prudentes. Los datos de la realidad son contundentes, esta semana el 40,6% de pobreza sólo deja espacio para un discurso defensivo o de pedido de disculpas. Bien por Marco Lavagna, por lo menos no se intenta dibujar los números como en la era de Guillermo Moreno. Las acusaciones internas son directamente lacerantes y poco podría agregar el más feroz opositor a la carta de la propia Cristina.

 

SALIR A TIMBREAR

¿Cómo diseñar un relato motivador en ese entorno? A una semana de esta corta campaña, cuando hay que intentar cambiar el sentido que podría llevar a una dura derrota en noviembre (que no sería extraña en una elección de medio término pero que al gobierno pareciera que se le va la vida), la única estrategia visible es que el Presidente ha salido a timbrear a vecinos, un poco tarde si es que fuera verdad que se está escuchando a la gente. De paso, en los videos no se ve a vecinos, Fernández da toda la sensación de estar actuando.

La otra "novedad", el reparto de electrodomésticos en villas podría dar resultado en un país de analfabetos, que no es el caso de Argentina. No es fácil encontrar un camino recto cuando se ha avanzado en zigzag. Tampoco convencer de algo a gente enojada por el engaño.

Contar una historia inspiradora en estas condiciones necesita convencer primero a los más cercanos y es lo primero que está fallando.