Terrible impacto. El choque fue tan fuerte que a la moto (centro) hasta se le partió la llanta delantera.

 

Un joven padre de 22 años murió al estrellarse contra un árbol en la moto que le prestó un amigo para que corriera una picada con otro motociclista, en la localidad veinticinqueña de Las Casuarinas.

La desgracia que terminó con la vida de Claudio Sebastián "Mapache" Ruarte ocurrió pasadas las 11 de ayer, en la Ruta 279, unos 350 metros al Este del cruce con la Ruta 270, justo a la altura de la Escuela Prilidiano Pueyrredón, dijeron fuentes policiales.

El rival del fallecido (identificado como Roberto "Marolio" Muñoz, de 19 años) quedó demorado y en la familia de la víctima están que arden contra él porque aseguraron que tuvo incidencia directa en el trágico final. "Él lo desafiaba, lo estuvo provocando, le aceleraba la moto para que le picara. Y después para ganar la carrera lo encerró y así se fue contra el árbol", arremetió Gimena, quien ayer se mostró muy dolida por la repentina muerte de su hermano.

"Mapache" Ruarte  era padre de una beba.

Desde la otra vereda, el propio acusado negó ante este diario esa versión. "Yo no lo encerré, se accidentó solo", alcanzó a decir Muñoz antes de que los policías de la seccional 32da se lo llevaran a un calabozo.

Según lo que pudo reconstruir este diario en base al relato de sus familiares, la noche anterior Ruarte estuvo en un cumpleaños y sobre las 9 de la mañana apareció por su casa. Sin embargo, tomó una campera y volvió a salir. Se fue a un kiosco cercano a seguir bebiendo con sus amigos, y supuestamente fue ahí cuando Muñoz incitó al grupo para que alguno se animara a picar. "La mujer del kiosco dijo que pasaba acelerándoles la moto y les gritaba carrera, carrera", afirmó Gimena, masticando bronca.

Ruarte en ese momento no imaginó que aceptar el desafío le iba a terminar costando la vida. Para correr le pidió a un amigo que le prestara la Okinoi 110cc en la que minutos después terminaría impactando muy fuerte contra un eucalipto, cuando transitaba por la Ruta 279 en dirección al Oeste. A su lado iba Muñoz en la Motomel 150cc que posteriormente le radió la Policía.

Según los investigadores, todo indica que la víctima perdió el control, se salió de la calzada y cuando quiso enderezar el rumbo para volver al asfalto mordió el borde del pavimento, que en esa parte está levantado más de 10 centímetros. Lo que siguió después fue un golpe seco que selló sus días prácticamente en el acto.

En la calle no quedó la marca de ninguna frenada, por lo que los pesquisas creen que el impacto fue a toda velocidad. El cuerpo quedó tendido al lado del árbol, mientras que la moto se arrastró unos 15 metros. Ruarte no llevaba casco y las peores lesiones las sufrió justamente en la cabeza, indicó una alta fuente policial.

¿Conducía alcoholizado? "No estaba borracho, había estado tomando pero no estaba borracho, me lo dijo un amigo que estuvo con él", apuntó la hermana del fallecido.

Mientras algunos curiosos ayer se arrimaban a observar los plásticos que quedaron de la moto, la sangre en el suelo y las marcas en el árbol, a 6 cuadras de allí todo era dolor. "No caigo, no caigo", repetía Claudia Garín, madre de la víctima, desplomada en una silla cerca de la entrada de su casa y a la espera de que en la Morgue Judicial terminaran la autopsia para poder velarlo allí mismo.

Ruarte era el cuarto de 6 hermanos y además era papá de una bebita de un año y seis meses. Estaba terminando la secundaria y no hacía cara fea cuando le ofrecían alguna changa. "Nunca imaginé tener que enterrar a alguno de mis hermanos, es algo que nunca te esperás, estamos muy mal", dijo Gimena, antes de concluir con una advertencia para Muñoz: "Espero que siga preso porque si viene al velorio lo saco cag…".

Ahora un juez debe decidir si a ese joven cabe o no imputarle algún delito.

 

"El otro lo desafiaba, lo estuvo provocando, le aceleraba la moto para que le picara"

GIMENA RUARTE – Hermana de la víctima