La imagen del tapón de corcho por años nos ha marcado que es para su uso en vinos, y de acuerdo a su constitución y producción, y su empleo se vincula a la calidad y precio en cada botella. Sin embargo, últimamente ha aparecido la tapa a rosca, sobre todo en vinos blancos. La verdad es que su practicidad es indiscutible y a mi entender se irá imponiendo cada vez mucho más.

No obstante, la prensa especializada sigue remarcando a rajatabla las bondades de los tapones de corcho. Tal vez esto tenga que ver con la defensa de los intereses de la industria corchera por un lado, y de algunas bodegas afamadas por otro. Y no me olvido de las personalidades o críticos de vinos que asocian al corcho como sinónimo de la más alta calidad. Premiar con alto puntaje en una revista especializada a un vino con tapón a rosca parece no estar a esta altura. Todavía.

En el portal Vinetur los españoles señalan que entre los diferentes factores que identifican la calidad de un vino está el tipo de cierre, el 97% de los consumidores de EEUU afirma que el tapón de corcho es sinónimo de un vino de alta calidad o muy alta calidad (WineOpinions, julio 2017), mientras que el 97% de consumidores chinos cree que el corcho natural es beneficioso para calidad del vino (CTR, septiembre 2017).

Esta percepción no solo es propia de mercados internacionales. En España, la calidad del vino también importa. Según el estudio sobre la percepción de los españoles ante los diferentes tipos de cierre elaborado por Iniciativa CORK, agrupación de asociaciones e instituciones del sector del corcho en España, entre 1.200 españoles, el 83% asocia el tapón de corcho con vinos de alta calidad.

Señalan que los consumidores de vino están dispuestos a pagar más por la calidad, por lo que los vinos cerrados con tapón de corcho están mostrando signos de "premiumización". En el caso de EEUU, los vinos cerrados con tapón de corcho alcanzan un valor superior de 3,87 pesos por botella frente a cierres artificiales (Nielsen, junio 2017). Situación similar ocurre en China, donde el valor de cada botella de vino cerrada con tapón de corcho es de 5,15 pesos más que los cierres artificiales (Nielsen, mayo 2017). En mercados más próximos como es el caso del Reino Unido, el tapón de corcho amplía hasta en 2 pesos la diferencia en los vinos de venta en supermercados (Nielsen, julio 2017) y 7 pesos en los bares y restaurantes (CGA, julio 2017).

La situación también se repite en España, los vinos cerrados con tapón de corcho adquieren un valor de 2,61 pesos (Nielsen, mayo 2017) frente a los que usan cierres alternativos.

En términos de ventas por volumen, el tapón de corcho ha provocado un incremento de las ventas de vino. En los últimos siete años (2010-2017), el mercado americano refleja un aumento en ventas del 43% de los vinos con tapón de corcho ante un 16% los artificiales (Nielsen, junio 2017). En el caso de Reino Unido, desde 2015 las ventas de los vinos cerrados con tapón de corcho crecen un 48% frente al 10% de cierres artificiales en bares y restaurantes (CGA, julio 2017).

Esta constante por los vinos cerrados con tapón de cocho como sinónimo de vinos de calidad también se manifiesta en las valoraciones de los críticos internacionales: el 89% de los vinos mejor valorados por WineSpectator está cerrado con tapón de corcho (diciembre 2016) y el 69% de los premiados en los DecanterWorldWineAwards usa tapón de corcho (2018).

El periodista Almudena Muñoz en el "El Español" publica que los vinos con tapón de rosca suelen tener fama de ser vinos de baja calidad y de pertenecer a países de baja tradición vinícola. Sin embargo se usan mucho en Nueva Zelanda, África del Sur, Chile o Australia donde el tapón a rosca es muy usado..

Además, muchas bodegas de prestigio, españolas entre ellas, exportan sus botellas de vino con este tipo de tapón. En Europa hay muchas tiendas y supermercados donde hay grandes vinos con tapón de rosca ya que los consumidores lo prefieren.

Los tapones a rosca son ideales para vinos jóvenes y frutales, para vinos que no necesitan madurar en botella, que se van a consumir en el año o al siguiente como mucho. Los tapones de rosca de aluminio permiten que no entre oxígeno al vino o que entre lo justo según sus revestimientos, por lo que son perfectos para preservar los aromas frutales de los vinos.

La misión del tapón es cerrar el vino para evitar oxidaciones y contaminaciones. El tapón de rosca realiza esta función a la perfección, evitando el temido "defecto del corcho" que se da en algunas botellas con ese otro tipo de tapón, que hace que el vino se contagie de algunos olores defectuosos. Para los vinos de "guarda", el corcho es esencial.

En cuanto a sus beneficios, el tapón de rosca de aluminio realiza perfectamente la labor de cerrar herméticamente el vino y que no se oxide ni entren impurezas. La segunda ventaja es la comodidad y facilidad para abrir estos vinos, así como poder cerrarlos y abrirlos de nuevo cómodamente. Esto también facilita su consumo por copas, algo que cada día está más de moda, y que beneficia mucho a la tarea en los bares por ejemplo.

Por lo tanto cada vino puede llevar un tapón distinto, que no tiene por qué ser siempre el de corcho y no por ello ser mejor o peor. Tenemos que abrir la mente en este sentido y valorar los vinos por sus cualidades y no por su imagen.