Si bien las hepatitis crónicas B y C son las principales causas de cáncer de hígado, se espera que la enfermedad por hígado graso no alcohólico se transforme en pocos años en ‘la principal responsable‘ de esa patología, alertaron especialistas recientemente con motivo del XIX Congreso Argentino de Hepatología.
‘Un nuevo factor asoma como desencadenante de la cirrosis y el cáncer y en la actualidad representa uno de los principales motivos de consulta: es la esteatosis hepática, más conocida como hígado graso no alcohólico, que consiste en el depósito de grasa en ese órgano a causa del sobrepeso, la obesidad, la diabetes y la vida sedentaria’, explicó Marcelo Silva, presidente del Congreso.
“En 2030 el hígado graso causará más cáncer de hígado que la hepatitis. Aunque en Argentina no contamos con registros, los modelos matemáticos aplicados a la incidencia actual hacen prever para el futuro cercano un aumento de casos diez veces mayor que hace quince años”, señalan desde la Asociación Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado (AAEEH).
‘Es indispensable detectar a tiempo a los pacientes antes de que desarrollen cáncer, porque cuando el tumor es diagnosticado precozmente tienen muy buenas chances de curarse. Cuando su detección es tardía, los tratamientos no son curativos sino paliativos’, aseguró Silva.
Según datos oficiales, el cáncer de hígado es el quinto tipo de tumor más frecuente en el mundo. Su incidencia se triplicó en los últimos 35 años y a nivel internacional se diagnostican 700.000 nuevos casos por año. ‘En Argentina se espera para el futuro cercano un incremento de casos por hígado graso 10 veces por encima de los datos de hace 15 años‘, alertaron desde AAEEH.
Según estadísticas internacionales, afecta a hasta tres de cada 10 adultos y a entre el tres y el 10 por ciento de los niños. Por su parte Ezequiel Ridruejo, vicepresidente del congreso y presidente de la AAEEH, destacó que ‘como el futuro de las hepatitis es auspicioso, se podía pensar en menos cirrosis y menos cáncer de hígado para los próximos años‘. ‘Sin embargo, el crecimiento del hígado graso nos da la pauta de que no habrá menos enfermedad oncológica en el hígado y, lo que es peor, que es factible que lleguemos tarde, porque no se dará en pacientes hepáticos, a quienes monitoreamos con frecuencia’, adelantó.
Aunque la mayoría de las veces no da síntomas, las personas con hígado graso pueden presentar fatiga y debilidad, dolor en la parte superior derecha del abdomen, pérdida de apetito, náuseas, piel amarillenta, hinchazón en piernas y abdomen, confusión y sangrado gastrointestinal.
‘Se puede detectar a través de exámenes de rutina que evalúan cómo está funcionando el hígado y una simple ecografía. Como complemento, el médico puede pedir estudios más complejos como elastografía, resonancia magnética o tomografía y, para confirmar el diagnóstico, eventualmente realizar una biopsia hepática‘, completaron desde la AAEEH.
Las causas
Obesidad
El hígado graso es una enfermedad fuertemente ligada a la obesidad, con una prevalencia de hasta el 80 por ciento en pacientes obesos, aunque también se detecta en un 16 por ciento de individuos con peso corporal normal.
Azúcar
El hígado graso es una enfermedad hepática bastante común, siendo la principal causa la mala alimentación, aunque los expertos también agregan una variedad de causantes como: problemas metabólicos, toxinas y el alto consumo de azúcar.
Quemar grasas
Cuando hay alimentación alta en grasas y azúcares el hígado se hincha, sobrecarga e intoxica y es el hígado el encargado de quemar grasas. Cuando no funciona correctamente se tiende a engordar o a no bajar de peso mientras se hace dieta.
Poco enlatado
Una buena alimentación es esencial: esto incluye comer alimentos frescos y lo menos enlatados o embutidos posibles. En cuanto a las grasas, sólo las necesarias. Olvidarse de los productos procesados y por supuesto de los refrescos.
Fuente: Télam