Un total de 330 gramos de marihuana, 24 de cocaína, unos 800 pesos, una balanza de precisión, elementos para armar porros. Todo eso encontraron los policías de Homicidios en el lote 26 del barrio Dorrego, en la zona de "La Cueva del Chancho", Chimbas, donde vive la madre de los "Pastelitos", Juana Rosario Peñaloza (60) y parte de sus hijos (dos quedaron presos ese día) en busca de pruebas para esclarecer el crimen de Yamila Pérez (25). Llegaron hasta ese lugar por orden del juez Guillermo Adárvez, porque suponen que a Yamila la mandaron a matar los "Pastelito" desde la prisión, por haber "batido" a los federales que vendían drogas. De hecho, varios miembros de esa familia quedaron detenidos en diciembre de 2016, cuando incautaron casi 60 kilos de marihuana, cerca de 1 kg de cocaína y más de medio millón de pesos.

 

Teoría. La policía cree que el crimen de Yamila Pérez fue venganza.

Yamila Pérez había sido vista por última vez en el barrio Cabot, Capital, el viernes pasado. Su cuerpo sin sus brazos ni el rostro ni el ojo derecho y sin sangre por 8 precisos puntazos en sus arterias, fue hallado por una mujer que siguió a sus perros hasta un basural de Callejón Muñoz y Luna, en la zona de El Mogote, Chimbas. Fue el último domingo sobre las 14, aunque recién avisó a la Policía a última hora de ese día.

La hipótesis policial se apoya en que Yamila anduvo diciendo que fue ella la que había delatado a los "Pastelitos", entre los que se incluye su expareja y padre de dos de sus cuatro hijos, el "Kuki" Sosa.

Y aunque por ahora hay dos detenidos (incluido otro "Pastelito") por esa hipótesis, el hallazgo de la droga confirmó la sospecha de que ese comercio sigue siendo el medio de vida de los "Pastelitos". La madre de ellos, Peñaloza, ya había caído en la primera redada pero consiguió el arresto domiciliario y como es monitoreada con pulsera electrónica, siguió en su casa. En cambio dos de sus hijos, Segundo Sergio Sosa (40) y Matías Ariel Sosa (31) pasaron a los calabozos. Según la Policía, el último de los nombrados tenía salidas transitorias en una causa por robo; en su poder encontraron 16 gramos de marihuana y 800 pesos. Su hermano "se hizo cargo" del resto de la droga que había en la casa, dijeron.

¿Y los restos?
 

Entre los cabos sueltos que tiene la investigación para esclarecer el crimen de Yamila Pérez está la ausencia de pruebas contundentes que vinculen al supuesto homicida. Entre las evidencias que aún faltan, están los brazos y las partes de piel que le arrancaron a la joven con la clara intención de evitar que la reconocieran. Por ahora, esos restos no son encontrados por ninguna parte.