"Se pretende un cambio de gobierno con un dólar por las nubes, irrisorio, como en su momento lo fue la consecuencia marcada por la recuperación de la gran crisis de diciembre de 2001…”
Existen evidencias que relacionan las crisis económicas con las motivaciones de los consumidores y recíprocamente. El proceso que configura la aparición y desencadenamiento de una crisis, aún complejo, está bien descrito en la literatura científica. Evidentemente, todo esto tiene marcadas consecuencias sobre las motivaciones y las conductas de los consumidores (Quintanilla Pardo, I. (2010). Motivaciones del consumidor y crisis económicas, Volumen XII, número 35-36, 40-61).
Afirmaba Carl Sagan en Cosmos, una de las series de divulgación científica con mayor número de espectadores de la historia de la televisión, que en el cosmos no se puede huir del cambio. La naturaleza cambia constantemente y también lo hacen las realizaciones humanas, sean naturales o sociales. Pero cuando los cambios son el producto de la intervención de los mercados, ajenos a la vida del consumidor, la crisis suele extenderse por la lucha del poder que no repara en absoluto sobre el impacto que ella puede ocasionar en la masa social. Esta última variable es la que señala la prudencia que se debe tener ante la realidad observable motivada por particulares estados psicológicos que desestabilizan un determinado orden y en el que las ideologías suelen operar para tomar el poder a cualquier costo. En Argentina este fenómeno ha tomado protagonismo, pues, la economía real no tuvo un cimbronazo en este pasado mes de agosto, sino que los que se movieron fueron los mercados que se anticipan al futuro por los hechos resultantes. La reacción del pueblo reflexivo ante ello es patente en su manifestación y esto se debe a una causa: las manifestaciones expresas de que vamos por ejemplo camino al default en referencia a la situación en la que el prestatario no hace frente a las obligaciones legales que tiene con sus acreedores en la forma establecida en el contrato de reconocimiento de la deuda. Una situación que se le quiere adjudicar al actual Gobierno nacional para que el supuesto por venir no tenga que pagar ningún costo político y achacarle una eventual ruptura con el acuerdo firmado junto al FMI aduciéndose luego en diciembre el incumplimiento del pago de la deuda programada. Así por los medios de comunicación aparecen distintas versiones como las de retirar depósitos, acopiar bienes ante la suba del dólar, que toda la economía se cae e incluso la versión de adelantar las elecciones esto último supuestamente planteado ante el FMI por la fracción opositora, cuando de última esto debería haberse planteado ante el mismo gobierno, hecho que además, jamás ocurrió. Se pretende entonces un cambio de gobierno con un dólar por las nubes, irrisorio, como en su momento lo fue la consecuencia marcada por la recuperación de la gran crisis de diciembre de 2001, es decir, volver a la versión de que se llega al gobierno heredando un país destruido para luego afirmar que con una nueva y cambiada posición política se recuperó.
Nuestro país a pesar de soportar la crisis de este 2019 crecía a un ritmo de más del 5 % en todo el 2019. Entonces si el pueblo a pesar de la crisis da muestra de estabilidad que no acepta modelos de fermentación de antivalores en sus conductores de la "década ganada” y se sigue manifestando aún más, no sólo lo harán ya aquellos que adhieran a una propuesta de modelo político actual sino millones de personas, pobres, ricos, de clase media o quien sea, porque el pueblo sabe en el fondo de su vivencias, reconoce quienes lo quieren hacer pasar por ignorantes y que la República es la verdadera cosa nuestra, la que nos pertenece y que con ella no se juega.
