
Aquello fue como el sueño del pibe hecho realidad, para el "Huevo" Juan Carlos Gutiérrez, el "Gordo" Lito Pavía y mi hermano Hugo César, que es el único que vive de los tres. Eran hinchas de Independiente de Avellaneda, club que por la Esquina Colorada no tenía muchos hinchas, pero se hacían notar. Los tres nombrados, más Guido González, "Aroca" el kiosquero, el Pirincho Gómez, los Quiroga, de la farmacia, el "Flaco" Peña, que jugaba en la primera de Del Bono, eran parte de ellos, y por esos años 70 andaban con el pecho henchido, ya que el equipo de sus amores lucía los galones de ser "El rey de Copas". Por la seguidilla de copas Libertadores de América que supo acumular, en esos años de gloria. Y fue que el sorteo del torneo Nacional de 1970, indicó que el 5 de diciembre de ese año Independiente debía a visitar a San Martín de San Juan, por la octava fecha de zona "B". Y aquellos tres muchachos vieron cercana la posibilidad de estar con sus ídolos. Así es que mi hermano tomó una solitaria decisión. Averiguó la dirección del club y escribió una carta, ofreciéndoles una recepción en un barrio humilde de San Juan. Grande fue la sorpresa al ver llegar al domicilio del "Huevo" la respuesta. Con mucho gusto aceptaban el convite. El padre del "Gordo" Pavía, don "Pancho", pondría su micro de la línea 10 para trasladar la delegación durante su paso por la provincia. La madre del "Huevo", doña Justina, haría las empanadas. El padre trabajaba en Cinzano y traería el vino.
Y llegó el día del partido. Se jugó en el estadio Parque de Mayo y San Martín, en recordada actuación, ganó 2 a 1, con dos goles del riojano Héctor Millicay, marcando Roberto Tarabini para Independiente. Luego del partido, llegados al hotel Nogaró, comenzaron a cambiarse para ir a la recepción en la esquina colorada. Las 20.30 era la hora señalada para la recepción. Sería en un local contiguo al hotel y hacia allí marcharon.
Pareció que los cielos se abrieron de golpe cuando vieron aparecer el micro del Lito Pavía, quien a puro bocinazo y al grito de "aquí están los campeones de América", paró el micro frente a la casa del "Huevo". En la vereda opuesta, los incrédulos callaron y no podían creer cuando vieron que de a uno fueron bajando Pavoni, Santoro, Mario Rodríguez, Savoy, Semenewicz, y el resto de los jugadores.
La cena, demás está decir, fue un éxito, entre guitarras, canto, anécdotas, vino, empanadas y el sacudón emocional para los tres amigos, que emocionados se abrazaban al ver sus ídolos sentados a su mesa. Después de esto, el "Huevo" Gutiérrez fue prácticamente el embajador de los "rojos" en San Juan, quienes comenzaron a venir y parar en su casa, cuando querían visitar la Difunta Correa, y hasta se animaron a jugar al carnaval, en las famosas chayas que a baldazo limpio se libraban por la esquina de San Miguel y Cereceto.
Por Orlando Navarro
Periodista
