En el parlante suena uno de los hits del verano y el playón polideportivo de la Unión Vecinal Chimbas Norte se transforma en una clase de zumba que podría postularse como la mejor del mundo por como disfruta todo el grupo. Se trata de uno de los ensayos para la ceremonia de clausura de la primera edición de la colonia de vacaciones para personas con discapacidad que se animó a poner en marcha In Manus, que se desarrolla durante todo febrero.
Entre los 28 alumnos con discapacidades múltiples que participan en la colonia, Cristina Albelo transmite con su cuerpo la alegría que vive por ir siguiendo la coreografía que marca uno de los 20 profesores que se necesitan para que las actividades recreativas de cada día puedan desarrollarse sin contratiempos. “Dura, dura”, repite el estribillo de la canción y Cristina lleva el ritmo como si estuviese en el casting para entrar al próximo Bailando por un Sueño. Aunque ella está haciendo realidad el propio porque aseguró que “en la colonia, mis momentos preferidos son bailar y nadar. También me gusta venir porque veo a mis amigos, María José, Antonia, Antonella y Jonatan”.
De los 4 grupos que se conforman para hacer las actividades, Cristina está en el de los chicos menos dependientes. En el otro extremo están los únicos que no bailan. Bajo la sombra de dos árboles, cerca del quincho del predio, tres chicos reciben sesiones de masoterapia. El sonido de los pajaritos es la ambientación perfecta, ya que el parlante a 100 metros, descansará un buen momento. Pero no durará mucho porque, al igual que al comienzo de la jornada cuando se compare una primer merienda, vuelven a reunirse los 4 grupos.
Pero eso no significa que todos realizarán la misma actividad. Hay seis que, con dos profesores, se van a la pelopincho para jugar a la ‘guerrita’. Cuatro de un lado y cuatro de otro, el suspenso que se genera en el conteo del ‘uno, dos, tres’ se agiganta porque todos están inmóviles.
Y no termina de mencionar el último número Alejandro Videla, coordinador de los profes, que la chaya que comienza es épica. No transcurre un minuto que todos están completamente empapados y felices. Las risas reemplazan el sonido de los pájaros y parecen una excusa para recobrar el aliento y volver a la carga contra el equipo de enfrente.
Mientras tanto, en dos mesones, se distribuyen hojas de dibujo, para la primera actividad plástica del día. Dos enormes pomos de plasticola viajan de mano en mano para quienes quieran hacer el trazo con ella y luego agregar sal gruesa para que se forme la figura. Dos bandejas con numerosas témperas están servidas para quienes quieran optar por la obra multicolor.
Como casi todos los días, las 4 horas se pasan muy rápido. La última actividad es compartir otra merienda, ya que algunos chicos deben viajar hasta Carpintería o Caucete. Mañana volverá la pile, la sombra de los árboles, las creaciones y el parlante, para la ceremonia de clausura de la primera experiencia de la institución, que también ya dibujó una sonrisa perfecta en los profes. Los chicos siguen aprendiendo, mientras disfrutan.