Los dos delincuentes armados que asaltaron una casa en el barrio porteño de Caballito y mantuvieron como rehenes a cuatro policías se entregaron esta madrugada luego de más de ocho horas de tensión.

 

Los delincuentes habían intentado ayer a la noche robar en una veterinaria, pero al ser sorprendidos se escaparon por lo techos y terminaron ingresando a una vivienda con una terraza en la planta alta en la calle Puán al 635, a pocos metros de la avenida Directorio. Una vez adentro, redujeron a las tres personas que se encontraban allí: un matrimonio y su hijo.

 

Fuentes policiales informaron a Télam que dos efectivos de la comisaría 12a. arribaron poco después al lugar y al entrar a la casa negociaron la liberación de la familia.

 

 

Estos dos policías se ofrecieron como rehenes en el lugar de los civiles, a partir de lo cual, los delincuentes los despojaron de sus chalecos antibalas y los dejaron esposados en el interior de la casa, dijeron los informantes.

 

Según las fuentes, otros dos policías llegaron a la vivienda más tarde a bordo de un patullero y comenzaron un negociación para la liberación de sus compañeros.

 

Los agresores, que fueron cercados por un amplio operativo cerrojo, con patrulleros y un helicóptero, exigían la presencia de un "mediador".

 

En esta nueva etapa del episodio, los policías lograron que los delincuentes abandonaran la casa a cambio de ofrecerles el patrullero para escapar con ellos, los policías, a bordo del móvil como rehenes.

 

 

Sin embargo, antes de poder huir, otros patrulleros los cercaron, por lo que asaltantes se atrincheraron con los dos efectivos dentro del móvil.

 

Así se inició una nueva negociación, primero a cargo de uno de los compañeros de las víctimas de la comisaría 12da. y luego de un especialista del Grupo Especial de Operaciones Federales (GEOF).

 

Uno de estos dos últimos policías retenidos dentro del automóvil fue liberado minutos antes de la 1 de la madrugada y debió ser atendido por una crisis de nervios y algunas lesiones.

 

En tanto, los dos policías que habían sido esposados dentro de la casa asaltada fueron liberados ilesos y se sumaron al operativo montado para lograr que los delincuentes depusieran su actitud.

 

Durante las negociaciones, los policías advirtieron que los delincuentes escuchaban sus modulaciones radiales, por lo que los efectivos debieron cambiar de frecuencia.

 

 

Los voceros policiales señalaron que se cortó el tránsito en ambas esquinas de las calle Puán con un autobomba y patrulleros, mientras un helicóptero de la fuerza sobrevolaba la manzana, donde también se observó la presencia de una ambulancia y policías en motos y camionetas.

 

En ese contexto, cercados por la Policía, los agresores decidieron negociar su entrega y liberaron al último agente pasadas las 4 de la madrugada.