Desde hace décadas distintos profesionales han centrados sus estudios en comprender el amor y su efecto en las personas. Las modificaciones biológicas, las reacciones psicológicas, los motivos que despiertan la atracción hacia otro, entre otras características fueron los focos de cientos de estudios de campo e investigaciones.
Pero, ¿de qué nos enamoramos cuándo nos enamoramos? ¿por qué algunas personas se sienten vulnerable en esa etapa? ¿El enamoramiento es para toda la vida?
Alexandra Amorós, psicóloga especializada en sexología, afirma que cuando una persona se enamora, biológicamente aparecen neurotransmisores que simulan un estado de embriaguez. El cerebro libera una gran cantidad de endorfinas, lo que produce la sensación de felicidad plena. “Actúa el circuito de recomensa – castigo en el cerebro, despertando la necesidad de estar con la otra persona”. Esto sin duda justificaría que algunas personas, cuando se encuentran en la etapa de enamoramiento, se dejan llevar por impulsos o se sientan vulnerables.
Durante la etapa de enamoramiento se espera la adrenalina, las “mariposas en el estómago”, la perfección. Algunas personas se terminan enamorando de la idealización que realizan sobre la otra persona, o de la idea de la pareja perfecta, del “vivir juntos para siempre”.
“Hay personas que tienden a repetir patrones de la historia familiar. Si nos enseñaron que el amor es cariñoso, se buscará una persona cariñosa. También hay casos donde se pretende que la persona sea completamente opuesta a como son nuestros padres, por ejemplo. El perfil que se buscará para pareja dependerá mucho de la crianza, de lo que nos enseñaron que es el amor”, afirma Amorós.
Muchas veces esto está ligado al amor romántico (o el amor Disney), donde el objetivo es establecer una relación con dependencia emocional y vulnerabilidad de una de las partes (generalmente de la mujer).
Fin del enamoramiento
El pilar principal del enamoramiento es la idealización de la otra persona y de la pareja.
Sin duda, el final de esta etapa es cuando se comienza a conocer a la otra persona en todos los ámbitos de la vida. Los defectos no pueden ignorarse, las imperfecciones son más visibles, muchas veces intolerables, y la idea que se proyecta en el otro comienza a desmoronarse.
Esta etapa es crucial, ya que de ella dependerá la superación de la pareja o el final de la misma. “Cuando se comienzan a ver los defectos y el balance con las virtudes cierra por todos lados, se puede hablar de amor maduro”, afirma Alexandra.
El desafío es comenzar a aceptar cómo es la otra persona si la queremos en nuestra vida, siempre y cuando no resulte perjudicial.
¿Se puede amar sin enamorarse?
Alexandra afirma que es posible, pero no sucede con frecuencia. “Tiene que ver con la historia de cada persona y cómo se va construyendo la relación. Pasa mucho en aquellos que inician una amistad y terminan siendo parejas”.
Esto se da porque se obtiene una visión realista sobre la otra persona. Se la conoce tanto en la plenitud como en la miseria, llevando a que mute el vínculo de la amistad a una relación de pareja, donde el balance es equitativo para ambas partes.
Sin duda enamorarse es una fase en la vida de las personas que produce placer, satisfacción y un sinfín de emociones que muchas veces cuesta explicar con palabras. Es importante comprender por qué nos pasa lo que nos pasa, y aprender superar las adversidades del enamoramiento con éxito para no terminar con el corazón roto.
Superar el final del enamoramiento no es sencillo, y depende mucho más de uno mismo que del otro, de la deconstrucción de la idea del amor romántico, de comprender que el otro es un compañero y no una propiedad, que no todo va a ser de color de rosa para siempre y del amor propio.
Colaboración:
Alexandra Amorós. Psicóloga especialista en sexología. M.N 1137
Instagram: @sexologa.amoros