Desde muy joven, Julieta Segura, supo que su vocación estaba fijada en el arte dramático. Inquieta a la hora de buscar sus propios trayectos, comenzó a construir su formación actoral desde diversas corrientes y escuelas. La primera frontera que cruzó fue la local, fue a estudiar a Mendoza y de allí, quiso aspirar para ampliar su horizonte, fue así que buscó la manera de cruzar el océano hasta tierras madrileñas. En cuatro años, logró su primer gran objetivo, tener su papel protagónico para un largometraje. Hoy, con 26 años de edad, la sanjuanina tiene toda una carrera para edificar en el cine español y con el film ‘Un lugar donde volver’, del director Hugo Martínez, será su comienzo. Desde su casa en Madrid, la actriz radicada desde 2015, estuvo en contacto con DIARIO DE CUYO y contó acerca de esta producción independiente y que -por el estado de cuarentena frente al Covid-19- su fecha de estreno previsto para el 7 de abril en los cines de la ciudad española fue pospuesto. 

‘En esta película trata de un hombre y una mujer que se conocen por diferentes circunstancias y que inician ambos un romance, pero el pasado de cada uno, interfiere para que en el presente, ese vínculo prospere. Es una película centrada en estos dos personajes solamente. Lo que más me gustó de este personaje, es que el director, utilizó aspectos de mi historia personal para la trama, porque vengo de Argentina y llevo una historia en común cuando se emigra a otro país y en parte cosas creadas por mí, ya que lo mejor que nos ha pasado es que Martínez nos dio mucha libertad para trabajar y experimentar’, relató la joven artista. El tema central de la película es precisamente, el desarraigo que existe entre estos dos seres que deben enfrentarse a sus propias inseguridades, sus historias y lazos a otras relaciones. ‘Es una película muy sensible donde no prima el diálogo, tiene un ritmo visual más lento, buscando los detalles y con una fuerte significación en los espacios. El director quiso filmar en tiempo real, en secuencias largas y esto es muy difícil hacerlo en el cine comercial, porque el lenguaje es otro y lo hace más complejo’, explicó Julieta que por la elección en el modo de grabar, le representó un duro desafío en lo actoral. ‘En una secuencia de 15 minutos sin cortes, todas las acciones de los personajes deben ser sin errores y creíbles, eso hace a enfrentarse a muchas inseguridades y estás expuesto, puede que en el resultado no salgas beneficiado. Lo más serio, es que todo queda visto en la pantalla en bruto’, afirmó.

Ella carga con experiencias desde el clown, el Susuki, la antropología teatral, la técnica Chéjov hasta el método Stanislavsky. Pero fue aprendiendo con los años de reconocidos maestros españoles como Kameron Stelle, Graham Dixon, José Manuel Carrasco y Lorena García de las Bayonas. Además, viene realizando labores en cortometrajes, producciones teatrales y comerciales para televisión. Ese bagaje de conocimientos le ayudó fortalecerse frente a la cámara durante los rodajes hechos en Madrid y en Asturias. "Lo que hará interesante esta película, para el público es que muestra la intimidad de las relaciones personales, es jugada, es sensible y con una conexión intensa con las emociones. Además, el tiempo es importante, dentro de eso, desde que empieza hasta que termina, los personajes buscan siempre en conocerse. Es lo que nos pasa a todos en nuestra forma de vincularnos en el presente’.

Como Julieta había estudiado en la escuela Centro del Actor de Madrid, fue el trampolín para entrar a la productora Dementia Motion Pictures, colaborando en un proyecto anterior de este sello pero que no prosperó. Sin embargo, Hugo Martínez (que es auxiliar de dirección en La Casa de Papel) la eligió para el rol principal en este largometraje. Si bien no se sabe cuando se estrenará, la idea de la productora es que circule por los principales festivales de cine independiente -especialmente en Cannes- a la vez, que el deseo de la actriz es que también llegue a estrenarse en Argentina: ‘estamos en un momento incierto pero veremos, ojalá y me gustaría, sería muy bonito poder llevar esta película a San Juan", expresó Julieta.

Durante el film, rodado en Madrid y Asturias, la cámara del director se mantiene como observador omnipresente de los personajes, sin romper el espacio de intimidad para dar el efecto de inmersión al espectador en esa atmósfera. Además, se utilizó fotografía en blanco y negro para significar la estética visual en función de la historia.