
En 1806 durante la primera invasión inglesa, Juan Martín de Pueyrredón al frente de la tropa y más de trescientos gauchos voluntarios, les entregó cintas celeste y blanco, como símbolo de pertenencia al Virreinato del Río de la Plata y para que se diferencien de algunos civiles ingleses que acompañaban a los soldados británicos y adoptados después de la Primera Invasión Inglesa por el Regimiento de Patricios, en el penacho de plumas bicolor que, se cree, lucían los soldados en sus sombreros cuando fue creada aquella fuerza por Santiago de Liniers, en septiembre de 1806.
French y Beruti repartieron, el 22 de mayo en la plaza de la Victoria (hoy Plaza de Mayo), cintas blancas junto a la imagen de Fernando VII y que simbolizaban su lealtad a la corona española borbónica, y el 25 de mayo le añadieron una cinta roja.
Los criollos lucían en los ojales de sus casacas cintas blancas, "señal de la unión que reinaba, y en el sombrero una escarapela". El blanco era el color tradicional de los Borbones, tanto en Francia como en España y "simbolizaba la unión entre los españoles americanos y europeos”, como un manifiesto a la igualdad de trato y acceso al Gobierno que los americanos reclamaban durante la Revolución, sin romper con el Rey (estrategia que ocultaba el verdadero interés que era la emancipación del reino de España).
LOS ALABARDEROS
En 1810 Mendoza integraba la Provincia de Córdoba del Tucumán y al frente de esta ciudad estaba un Teniente de Gobernador que reportaba a Córdoba, ciudad cabecera de la Intendencia. Ese año, en el mes de agosto, arribó a Mendoza José de Moldes, un salteño, que estudió y luchó en España, y abrazando la causa revolucionaria desde sus inicios. La Primera Junta lo designó Teniente de Gobernador de esa jurisdicción.
A poco de arribar, a Mendoza, Moldes creó dos compañías de "alabarderos”. Los alabarderos eran soldados armados de "alabarda”, arma renacentista, mezcla de lanza y hacha. A finales de diciembre de 1810, Moldes envió a la Junta un oficio, donde le comunicaba: "A estas dos compañías he puesto escarapela nacional, que he formado con alusión al sur, celeste, y las puntas blancas por las manchas que tiene este celaje que ya vemos despejado…
La reunión de las provincias, parece que da margen para considerar llegado el tiempo del uso de una cocarda nacional y de una graduación propia de ella, más cuando la tienen todas las naciones y que es precisa para que nuestros paisanos levanten la cabeza que aún llevan baja. Desearía fuese de la aprobación de vuestra excelencia y en el ínterin viene la orden de vuestra excelencia, la tengo colocada en mi sombrero. Dios guarde a vuestra excelencia muchos años. Mendoza 31 de diciembre de 1810. José de Moldes”.
Esta es la primera referencia documental, concreta, a una escarapela nacional, con los colores patrios, creada por un salteño, en Mendoza, la cual fuera lucida por los Alabarderos Mendocinos.
Muchos historiadores sostienen que el celeste y blanco, era por los colores de la Virgen de Luján, pero la realidad es que el albiceleste son los colores de la Dinastía de los Borbones españoles que reinaban.
"Juremos vencer a los enemigos interiores y exteriores, y la América el Sur será el templo de la independencia y de la libertad. En fe de que así lo juráis, decid conmigo: ¡Viva la Patria!”. General Manuel Belgrano, la primera vez que enarboló la bandera el 27 de febrero de 1812, en el poblado de la Capilla del Rosario, Pago de los Arroyos, hoy ciudad de Rosario.
EL SÍMBOLO DE LA NACIÓN
La bandera representa a un país, símbolo de unión de los habitantes de una Nación. Nuestra bandera es nuestro símbolo de libertad, solidaridad y soberanía. Representa nuestras tierras, llanuras, valles, montañas y bosques, ríos y mares. Simboliza nuestro pasado de luchas, encuentros y desencuentros, representa a aquellos patriotas que con dedicación desinteresada y muchas veces tiñendo nuestra tierra con su sangre dada por este territorio al que llamamos con orgullo "Nuestra Argentina”, nos inspiran en nuestro presente esperanzado y nuestro futuro, el que debemos forjar entre todos.
Nuestra bandera es al mismo tiempo un recordatorio de nuestros objetivos como nación, para lo cual es sumamente necesario no caer en actos de dependencia a otras naciones, luchando contra la idea de que lo de afuera siempre es mejor, valorando lo que nos identifica, costumbres y tradiciones, a nuestra gente, esta gran conjunción de razas producto de la inmigración y nuestros habitantes ancestrales que dieron origen a esta "Raza Argentina”, nuestra cultura "Argenta” y nuestras fuentes de producción agrícola, ganadera, agro industrial, y todo aquello de producción regional que tanto nos enorgullece, pensando en el otro, en las necesidades de nuestros compatriotas, en el bien común y no en el egoísmo propio, sin claudicar nunca en nuestros principios y valores.
Por Jorge Reinoso Rivera
Periodista e Historiador
