Señor director:

Sentí pánico y repugnancia al ver cómo festejaban las mujeres de este país, en una ruidosa marcha, la “legalidad del aborto”. Pomposamente y sin escrúpulos, le dicen “legal”. Solicitan permiso para matar a inocentes desvalidos obtenidos por un irracional acto sexual muy satisfactorio. El deseado acto de placer las convierte en asesinas de niños antes de nacer. También lo solicitan las que cobran planes sociales por embarazo: abortan y vuelven a embarazarse y abortar para obtener dinero cómodamente sin trabajar. En este contexto están incluidas mujeres de muy corta edad. No hay moral, no hay vergüenza, sólo “comodidad” para seguir con la modalidad practicada hace tiempo atrás y lavar sus conciencias que con el paso de los años, ésta, le reclamará, justicia por tanto daño.