Quizás para él sea mucho menos significativo que otros grandes logros. Al cabo, no levantará un trofeo ni se colgará una medalla por esto, pero no por eso deja de ser otro gran paso en esa historia que hace tiempo ya excedió su metro con 98 centímetros.
Por las eliminaciones de Alexander Zverev y de Grigor Dimitrov en los cuartos de final del Masters 1000 de Toronto, Juan Martín Del Potro será desde el lunes el número 3 del ranking mundial. Y lo logra justamente en la semana que se bajó del torneo canadiense para cuidar su muñeca izquierda.
El tenista tandilense, que coqueteó con el retiro y volvió tras las penas repleto de gloria, alcanzará el puesto más alto de su carrera. Un hito digno de ser colocado a la altura de sus mayores conquistas.
Del Potro también es reconocido en cada lugar al que va y especialmente los chicos, esos que todavía no se contaminaron, lo idolatran. No son pocos los que en tiempos en que otras disciplinas se "roban" el protagonismo, eligen empezar a empuñar una raqueta a causa de las actuaciones de este gigante con cara de buenazo.
Es que el tandilense simboliza la lucha silenciosa, paciente pero incansable. Vivió en carne propia el dolor y la frustración que golpean como las olas impactan en las rocas de una escollera, erosionándola y poniéndola a prueba, pero sin derribarla.
"El ranking nunca fue mi prioridad", dijo Delpo hace algunos meses, cuando la posibilidad de ser número 3 ya estaba clara. Sin embargo, es otro logro en la carrera de un tenista que se vio a sí mismo casi afuera de toda práctica deportiva y el lunes, cuando mire el ranking, verá que luego de esos seres casi alienígenas que son Federer y Nadal, es el mejor tenista humano del mundo.