A pesar de estar próximo a la firma definitiva, el tratado de libre comercio entre el Mercado Común del Sur (Mercosur) y la Unión Europea (UE) afronta en estos momentos la etapa de negociación más delicada. Las dificultades radican en que quedan algunos puntos por definir vinculados a aspectos económicos, como la compras de alimentos por parte de la UE, y políticos, referidos a la posición geopolítica en la que quedará el Mercosur y la UE una vez firmado el tratado. No se sabe si estos aspectos estarán resueltos para el domingo 10 del corriente, cuando se inicie en nuestro país la reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Este ámbito se considera propicio para presentar ante la comunidad internacional este anhelado tratado que se viene negociando desde hace más de dos décadas.
El presidente Macri todavía tiene esperanzas de que la negociación, que en estos momentos se ha traslado a Bruselas, se destrabe y que el acuerdo entre los dos bloques económicos se pueda concretar en la clausura de la reunión de la OMC, que tendrá lugar el 13 del corriente. De no llegarse a esa instancia puede ocurrir que el tratado sea firmado el 21 del corriente en Brasilia y de persistir las indefiniciones, en marzo o abril de 2018, en esa misma ciudad brasileña. Esto último tendría vinculación con el proceso eleccionario en Brasil y postergaría a la Argentina a un segundo plano, perdiendo la posibilidad de constituirse en principal referente del tratado y líder de la región.
En todos los casos el anuncio del tratado consistiría en una declaración política, con detalles a pulir posteriormente, entre ellos el controvertido capítulo agrícola que es el que ha presentado el mayor número de objeciones.
El tratado de libre comercio con el Mercosur es considerado por la UE como uno de los más importantes, en términos de volumen, ya que supera a los alcanzados con Canadá y Japón. En total participan 31 países.
La importancia del tratado radica en que una vez puesto en vigor se producirá un activo intercambio comercial entre los países de ambos bloques. De la misma forma habrá numerosos capitales interesados en países como la Argentina que harán interesantes inversiones.
Este acuerdo es compatible con los lineamiento políticos de nuestro país en materia de política y comercio exterior, a partir de la decisión de abrirse al mundo después de años de proteccionismo.
