Un dirigente sindical que trabaja en la central nuclear de Atucha (provincia de Buenos Aires) denunció que fue envenenado con niveles de radiación superiores a los que admiten los protocolos de seguridad para cinco años de exposición, en un caso sin precedentes que investiga el juez federal de Campana, Adrián González.
‘La empresa me comunicó que recibí 132 milisieverts (unidad que mide dosis radiactivas)‘, dijo el denunciante secretario adjunto del Sindicato de Luz y Fuerza de Zárate, Damián Straschenco, en alusión a Nucleoeléctrica Argentina Sociedad Anónima (NASA), que gestiona las tres centrales nucleares del país.
Según la Autoridad Regulatoria Nuclear, un trabajador de Atucha I o Atucha II ‘no puede superar los 20 milisieverts en todo un año y los 100 milisieverts en un quinquenio‘ sin arriesgar su salud, precisó el Sindicato de Luz y Fuerza de Zárate, adherido a la Federación sindical energética.
‘El atentado fue el 9 de mayo mediante la introducción de componentes radiactivos en la botella‘ de agua que usa Straschenco para beber en su oficina en Atucha. ‘En ningún caso pudo ser accidental‘, señaló el dirigente. El mismo día, cuando salía de la planta, los portales de seguridad dieron la alarma y después se estableció que la botella había sido contaminada con radiactividad mediante la introducción de agua pesada ‘que sólo se encuentra dentro del reactor‘, puntualizó. ‘Médicos pusieron en marcha el tratamiento.
Ahora el nivel de contaminación bajó‘, explicó. Straschenco subrayó que ‘en 60 años de energía nuclear nunca pasó esto‘. ‘Ese elemento (usado para contaminar su bebida) no podía nunca haber salido de la zona controlada, ya que se trata de agua pesada que sólo se encuentra dentro del reactor‘.
La empresa dijo que ‘la contaminación (de Straschenco) fue un acto deliberado y malintencionado, por lo que NASA ya radicó la denuncia en el juzgado federal de Campana‘. Télam