A partir del 1 de noviembre se dejará de comercializar desde los frigoríficos la media res y la carne saldrá directamente al comercio minorista en trozos, que no deberán superar los 32 kilos. Mientras los exportadores se mostraron a favor de la medida por cuestiones sanitarias, los matarifes la critica por la inversión necesaria, las dificultades de distribución y el aumento de los precios por la suba de costos.
Esta nueva forma de comercialización se oficializó el 21 de abril de 2021. Entre los objetivos de la normativa estaban “modernizar la cadena de distribución de carnes en medias reses para pasar a una distribución por trozos anatómicos de menor peso que le permita a los abastecedores realizar una mejor asignación de los trozos de acuerdo a las necesidades de cada mercado minorista”.
Uno de los fundamentos de la medida se vincula con el cuidado de la salud de los trabajadores, algo que no requiere mayor análisis puesto que es lógico que a esta altura ya nadie debe cargar una res que puede pesar entre los 80 y 120 kilos en sus hombros.
La medida impulsada por el Gobierno tendría un fuerte impacto en la industria frigorífica, que reclamó en varias ocasiones que resulta casi imposible adaptar los establecimientos faenados a la nueva modalidad. Aducen que serían necesarias inversiones millonarias y que, aunque se contase con el dinero requerido, en muchos casos se dificultaría el proceso por requerir productos importados a los que en este contexto parece casi imposible acceder.
Desde el sector manifestaron que estos aspectos pueden “ser suplidos con la implementación de medios mecánicos que garanticen que el trabajador no deba soportar cargas mayores a 32 kilos".
Los exportadores, por su parte, celebraron la medida. El presidente del Consorcio de Exportadores de Carnes ABC, Mario Ravettino, mencionó algunas que este nuevo sistema va a garantizar una mayor seguridad sanitaria, porque “evita que la carne se arrastre por superficies como el piso del camión o las paredes de la carnicería al realizar la descarga en el punto de venta”. De manera que, sostuvo, para el consumidor habrá “importantes avances en materia de sanidad e inocuidad”.
Además, indicó que esta medida cuida la salud de los trabajadores, quienes “dejarán de cargar sobre sus espaldas las medias reses que pesan de 80 a 120 kilos”. El fundamento de la medida plasmado por el Gobierno sostiene que los trabajadores del rubro cargan con pesos "muy superiores a los convenios y a los que fija la Organización Internacional del Trabajo".
Al mismo tiempo, para los exportadores, esto tendrá un impacto en los precios: "Es un mito que los precios son más caros en cortes”. “Actualmente, como el carnicero tiene que trabajar con toda la media res, para integrar debe vender todos los cortes y para eso en los barrios de menor poder adquisitivo, por un lado, se baja el precio de los cortes caros, tales como el lomo, el bife y el cuadril, y por otro, se suben los baratos. En consecuencia, los cortes populares en los barrios humildes están más caros”, indicó Ravettino.
Los exportadores alertaron que “el sistema de media res castiga a los consumidores orientados a los cortes populares, o de menor precio, cargándole un precio relativamente superior al que ofrecen los supermercados bajo el sistema de distribución por cortes. La media res no sólo es ineficiente como sistema de distribución sino que también es regresiva en términos de la distribución del ingreso. Un consumidor en una carnicería podría ahorrar $226/kg si compra peceto; pero pagaría $160 más por kilogramo la carnaza común. Un corte de $1700/kg se subsidia en $236 mientras que un corte de consumo popular de $800 sufre un recargo de $160″.
Agregaron que por ineficiencias en toda la cadena como resultado de tener media res, se desperdicia un 20% del novillo.
Sin embargo, desde la Cámara Argentina de Matarifes y Abastecedores se ubicaron en la vereda de enfrente. Informaron que "la mayoría de los frigoríficos no cuentan con la infraestructura y no han realizado las inversiones necesarias a fin de poder dar cumplimiento con las medidas que las unidades de carnes deben presentar a fin de ser comercializadas en el comercio minorista".
“Favorece al oligopolio o concentración de la actividad, dejando afuera a una gran cantidad de oferentes”, denunciaron. Por otro lado, sostuvieron que habrá “suba de costos en la actividad que inevitablemente se trasladarán al precio final del producto, implicando esto asumir más valor en la mesa de todos los argentinos”.
Además, consideran que la medida de comercializar los cortes “aumenta la superficie expuesta a contaminaciones y la carne no queda protegida por ningún tipo de envase” y que la vida útil de los trozos es mejor que la de la media res, aumenta el costo y dificulta la carga y descarga.
Fuente: Ámbito