La celebración de la Navidad es siempre motivo de buenos augurios y de deseos de un mañana mejor, a la luz de la recordación de uno de los hechos más importantes de la humanidad: el nacimiento de Cristo. De ahí que esta fecha sea propicia para proponer un marco de unidad nacional y convivencia política basada en un diálogo permanente de todos los sectores de la sociedad, que tenga como fin forjar un país en el que no tengan lugar las confrontaciones ni las luchas internas que lo único que logran es alejarnos del objetivo de estar enfocados en crecer en paz y con alegría.
Llegamos a esta Navidad en mejores condiciones que las anteriores en varios aspectos. Tras casi dos años de pandemia por el covid-19 en esta ocasión no habrá restricciones respecto a la cantidad de personas que podrán reunirse en nochebuena, ni las que podrán viajar de un lugar a otro para reunirse con sus seres queridos, algo que es muy alentador pero que no debe hacernos olvidar la necesidad de continuar con las medidas preventivas para evitar el contagio del virus, cuando vemos que en otros países, en otros continentes, hay un recrudecimiento respecto de la propagación de la nueva variante Ómicron.
En el aspecto social y político afrontamos un período propicio para que el diálogo y el consenso entre las distintas fuerzas políticas y sectores de la sociedad redunde en beneficio de un país más organizado en el que se puedan tomar las medidas que son necesarias para un desarrollo acorde a las necesidades. Tras las últimas elecciones legislativas ha quedado demostrado que la ciudadanía está reclamando un mejor comportamiento de sus dirigentes, demandando más diálogo y entendimiento para afrontar grandes soluciones a los grandes problemas que subsisten en una Argentina que debería estar enfocada en aprovechar su potencial para posicionarse de mejor manera en el mundo.
Solucionar el problema de la inflación y mejorar los niveles de producción surgen como prioritarios a la hora de enumerar las urgencias. A esto se suma la desburocratización del Estado, fortalecer los incentivos a la producción para reducir la pobreza; la mejora en los servicios de salud y asistencia social a los que realmente la necesitan y por sobre todo, lo que es muy apropiado para pedir en Navidad, crear las condiciones para que los argentinos vivamos en un país en paz y con un poco más de alegría, para felicidad de su gente.
Nuestro pedido para estas fiestas es hacer que prevalezca el sentido común, la laboriosidad del pueblo, y la sensatez de los gobernantes. Estemos confiados que con nuestra voluntad y con la ayuda de Dios, en esta nueva recordación del nacimiento de Jesús, podremos alcanzar estos objetivos e iniciar una etapa de amor y paz que nos lleve por mejores caminos.
