El 1 de abril en Guandacol, La Rioja, la comunidad despidió a Eusebio de Jesús Pizarro, hombre reconocido en la zona por el compromiso con la difusión de las tradiciones gauchas.
Se llamaba como su abuelo. Eusebio de Jesús Dojorti, popularmente conocido como Buenaventura Luna. También escribía y es hijo de Juan Pizarro, el único hijo de Modesta Pizarro, sanjuanina, criada en La Ciénaga y una de las tres mujeres con las que tuvo hijos el poeta.
La familia de Eusebio Pizarro vivió un tiempo en Chimbas y luego se mudó a la vecina localidad riojana donde se estableció, formó familia y trabajó como comerciante del rubro indumentaria.
Su hija, Yanina, en contacto con DIARIO DE CUYO, contó que Pizarro falleció a los 66 años en la Capital de La Rioja, por el avance de una enfermedad hepática y que en su honor cumplirá el sueño de editar sus escritos, algunas son letras folclóricas, "que a veces escribía en servilletas de papel y luego transcribía en un cuaderno".
Yanina se muestra orgullosa de su ascendencia y comentó que en su familia más cercana siempre se habló de Buenaventura. "Mi abuelo Juan- padre de Eusebio- me contaba muchas anécdotas que había vivido con Buenaventura; además fue por mi bisabuela, Modesta, que Dojorti escribió Puentecito de mi río", aseguró la joven, sobre una de las famosas creaciones del también autor de Vallecito y Las sentencias del Tata viejo.
Yanina destaca que pudo viajar a Jáchal para tomar contacto con esos paisajes que inspiraron a su bisabuelo -fallecido en 1955- y además de visitar la tumba en Huaco, hace unos años pudo vivir la Fiesta de la Tradición Jachallera, como descendiente del poeta y compartir un escrito de su padre.
"Mi papá fue el más reconocido de sus hermanos, inició una agrupación gaucha, tuvo la idea de hacer un museo en esa agrupación y se destacó por eso", aseguró Yanina en referencia a la creación en septiembre de 1996 de la Agrupación Gaucha Coronel Felipe Varela e inició las travesías a mula por la cordillera hacía Chile, en homenaje a la Expedición Zelada y Dávila, que fue la única de las columnas comandadas por el General José de San Martín en su camino hacia liberar Chile. La actividad se convirtió en una atracción turística.
Desde la entidad, tras su muerte, lo destacan como una persona "respetable, capaz, trabajador y quería que esta institución llevara su frente en alto para recordar nuestra tradición, dejada por nuestros héroes. Se hacían festejos patrios con el acompañamiento del pueblo y con Eusebio Pizarro a la cabeza" resaltaron.