La pequeña capilla que está erigida en el paraje de la Difunta Correa, no era epicentro de un casamiento desde hace por lo menos 25 años. Sin embargo, el lugar volvió a ser adornado de blanco el sábado pasado, cuando una pareja se casó para cumplir una promesa de hace 14 años para lo cual pidieron autorización hasta de monseñor Jorge Lozano.
“Uno de los últimos en casarse fue un trabajador del paraje, llamado Marcelo Vargas, hace unos 25 años. Desde ese momento, se dejó de realizar casamientos en la capilla. Sin embargo, la pareja tenía una promesa y por eso el Obispo les dio un permiso excepcional”, comentó el administrador del lugar, Daniel Rojas.
Por su parte, Iris Rodríguez, la caucetera que se casó con Ariel Pino, contó que la celebración fue para ellos un sueño cumplido. “Nosotros tenemos tres hijos –de 14, 6 y 2 años- cuando nació nuestra primera hija hicimos la promesa de casarnos en la Difunta, porque somos muy creyentes, pero no habíamos podido cumplirla”, contó la mujer, que prefirió no dar mayores detalles sobre el pedido que hicieron hace 14 años.
Y relató además que “todos me decía, no la vas a poder cumplir, porque ya no se hacen casamiento allí. Pero yo estaba segura de que lo íbamos a lograr”.
Conseguir el permiso no fue fácil para la pareja. “Fuimos a muchas parroquias y nos dijeron que teníamos que hablar con el padre de Casuarinas, que tiene a su cargo la capilla. Él escuchó nuestro pedido y envió un pedido al Arzobispado. La respuesta positiva finalmente llegó”, contó la novia.
La celebración se realizó el sábado pasado, a las 10. “Mucha gente que llegaba al lugar se acercó y los sorprendió ver todo adornado para un casamiento. Fue muy lindo”, aseguró y contó que después del enlace postergado por al menos 14 años ellos y sus familiares festejaron en un salón de Caucete.