Hoy es el domingo más esperado; Día del Niño. En la Argentina empezó a festejarse después de la Declaración de los Derechos del Niño de 1959. Siempre fue en el mes de agosto. Día del Niño y no de la niñez, ya está en la agenda del corazón y de las celebraciones nacionales. Día de regalos, hasta de tortas y masitas, aún con los bebés que apenas saben gatear. Son los niños, nuestros hijos, nuestros sobrinos, nuestros nietos.

Últimamente en nuestro país, se quiere confundir y tergiversar diciendo día de la niñez, por razones políticas partidistas, cuando fue, es y será Día del Niño. El niño es niño y no niñe, eso es maltrato a su identidad, a sus derechos y su inocencia.

El 12 de abril de 1952 la OEA, y Unicef, redactó un documento por la falta de protección al niño, denominado: Declaración de Principios Universales del Niño, (destinado a los mayores para que se respeten los derechos del niño). Recomendando a los países del mundo que cada uno eligiera una fecha para festejar el Día del Niño y no de la niñez.

Muchos países en el planeta y en el presente siglo XXI, no respetan al niño, más cuando uno ve, que miles de ellos deambulan detrás de las ruinas después de la guerra, siguiendo a los mayores sin entender el por qué, o ahogados en las aguas de las hambrunas, cuyos causantes son los malos gobernantes.

Mucho de esto está pasando en la Argentina de hoy. Ver que niños con sus pancitas infladas o sus ojitos agrandados, todo por las hambres que se les hace pasar, y no les importa nada.

Día del niño también es legislar, para que ellos tengan posibilidades de forjar un futuro, una calidad de vida en donde se terminen estos mal tratos. Día del niño también es saber que los gobiernos piensan en ellos, que los quieren y quieren lo mejor para cuando sean adultos. Una buena educación es empezar a reconocer sus derechos. La escuela es su primer futuro. Un niño con hambre es un mundo sin futuro, un niño sin la escuela, es un mundo de sometidos y esclavos. Un niño feliz nos asegura un presente a nosotros los mayores. Brindemos alegría y esperanzas a nuestros niños argentinos.

Por Leopoldo Mazuelos Corts
Ex dirigente vecinal